Integrantes del Movimiento “Misioneros de Francisco” se encuentran en camino hacia la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, en Brasil. Un poco de a pie y, por tramos, en vehículos, salieron desde el Santuario y Basílica Nuestra Señora de Luján, en Buenos Aires, el pasado 2 de agosto, llevando en alto la imagen de la virgen bajo sus dos advocaciones.
Antes de iniciar esta travesía binacional, hizo un importante recorrido por el Gran Buenos Aires y llegó al Santuario de San Cayetano, justo para el 7 de agosto, en ocasión de celebrarse el “Patrono del pan y del trabajo”. Desde ese escenario tan particular, la imagen fue llevada hasta el corazón de la Plaza de Mayo, por integrantes de diversos movimientos sociales. De acuerdo a lo expresado por el sacerdote que acompaña a los peregrinos, Sergio Gómez Tei, “este gesto expresa la unión que hay entre la fe y la lucha de cada día por una vida más digna”.
Durante las jornadas del 8 y el 9 de agosto, las imágenes recorrieron otros lugares de Buenos Aires e hicieron una misión junto a otra imagen de la virgen, que es la de “Los hogares de Cristo”, y que recorría el barrio “Padre Rodolfo Ricciardelli” (antigua Villa 1-11-14), de la zona de Bajo Flores. Allí se desarrolló una misión y concluyó con una misa. Después de eso, el grupo que acompaña a la virgen, salió en movilidad hacia Gualeguaychú, Entre Ríos, donde permaneció durante dos días. Luego, siguió hacia Goya (Corrientes). En ambos lugares visitaron y recorrieron barrios humildes.
El próximo destino fue el Santuario de la Virgen de Itatí, donde participaron de la misa celebrada en la basílica junto a los peregrinos que llegan habitualmente de distintos puntos del país. Tras el almuerzo, arribaron a Posadas para participar de una caminata que se realizó desde la plazoleta Ucrania, emplazada sobre la avenida Mitre, hasta la parroquia católica ucraniana de rito bizantino “San Vladimiro”, donde se celebró la misa por la paz.
Después de pernoctar en la capital provincial, la imagen siguió su camino hacia Oberá. Luego recorrió pequeñas poblaciones como San Javier y Mojón grande y, posteriormente, en movilidad, hasta San Pedro, para caminar hasta la localidad fronteriza de Bernardo de Irigoyen para cruzar a Dionísio Cerqueira, ya en Brasil. Tras el cruce, continuarán unos 25 días de peregrinación, un poco en vehículo y otro poco de a pie, para llegar hasta el Santuario de Aparecida.
Para el sacerdote Héctor Zimmer Balanda, de la parroquia San Vladimiro, la visita de la imagen de Nuestra Señora de Luján “fue como un consuelo, una caricia en medio de los sufrimientos que genera la guerra entre los ucranianos y sus descendientes”. Admitió que “me recordó a un ícono que tengo y del que vi muchas copias en los mercados de antigüedades de Ucrania, y en que hay una frase que reza: Madre de Dios, alegría de todos los afligidos. En sentido amplio: consuelo de los afligidos”.
La Catedral de Nuestra Señora Aparecida es una basílica menor dedicada a la advocación de Nuestra Señora Aparecida, la patrona de Brasil. Se halla ubicada en la ciudad de Aparecida, en el estado de São Paulo, al suroeste del vecino país. Es parte central del conjunto del Santuario Nacional de Aparecida, siendo la iglesia más grande de América y la segunda más grande del mundo, siendo un poco más pequeña que la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano.
La basílica tiene forma de cruz griega, las naves tienen 40 metros de altura y la cúpula, 70 metros y 78 de diámetro. Tiene una torre de 100 metros de alto y una superficie cubierta de 18 mil metros cuadrados donde caben 45 mil personas.