Si estás atravesando algún cambio, esto es para ti afirma la motivadora Tuti Furlán en su correo semanal. ¡Todos atravesamos cambios constantemente, pero hay algunos que resultan más fáciles y placenteros que otros, ¿de qué depende esto?
Tal vez pienses que la manera en que encaramos o nos adaptamos a los cambios que se nos presentan en la vida dependen de la situación que se nos está presentando.
No vamos a negar que existen cambios que podrían representar mayores retos que otros, que nos desafían más que otros y que nos desequilibran más que otros.
Sin embargo, también creo que la manera en que interpretamos ese cambio o la posición desde la que lo contemplamos podría hacer una gran diferencia en cómo lo transitamos.
He conocido personas que cambian de trabajo aterrados por lo que vendrá en el nuevo lugar y otras que van encantadas de la vida; he visto personas que tienen que salir de su país de origen y nunca logran adaptarse al nuevo destino y otras que se entregan agradecidas a la experiencia; incluso he escuchado historias de personas que después de accidentes gravísimos que resultan en cambios drásticos en su forma de vivir, de movilizarse, de hablar o de funcionar, han vivido bajo la sombra de la tristeza y el resentimiento, mientras otros han descubierto las mayores riquezas de sus vidas ante las mismas circunstancias.
¿Qué hace la diferencia, si no es el acontecimiento en sí mismo?
La Doctora Edith Eger, sobreviviente del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, en su libro “La bailarina de Auschwitz” comparte esta poderosa pregunta:
“¿Y si lo desconocido nos hiciera sentir curiosidad en lugar de miedo?”
Piénsalo un instante: un cambio de trabajo, la ruptura de una relación, la pérdida de alguien amado, un cambio de país o de domicilio, ¡lo que sea! ¿Y si esa incógnita que tenemos delante nos hiciera sentir curiosidad en lugar de miedo? ¿Qué pasaría?
Yo visualizo cómo muchísimos episodios de mi vida hubieran fluido mucho mejor, cómo me hubiera abierto a las nuevas e inesperadas experiencias lista para aprender, para observar, para caminar en ellas; observo menos resistencias, menos apegos, menos “deberías” y “no deberías”, menos juicios. ¿Los ves tú también?