Fotos: Gentileza Cristian Olivera Schuster
Una tarde cálida en Oberá como marco del reencuentro de las colectividades con el tradicional desfile inaugural de la Fiesta Nacional del Inmigrante. Dos años pasaron sin ese inicio que identifica al evento mayor de la zona centro. Realidad que se vio reflejada en la multitud que se dio cita para evocar una vez más el camino de sus ancestros desde sus países natales a la tierra que les dio cobijo.
Asimismo fue masiva la concurrencia de público, vecinos, turistas, visitantes, que acompañaron el paso de los caminantes, ataviados con sus trajes típicos. El colorido volvió a invadir las calles, la alegría fue el motor para el largo transitar, desde el Centro Cívico hasta el Parque de las Naciones, de niños, jóvenes, adultos, nadie quiso perderse el significativo desfile, único en el mundo.
La organización estuvo a cargo de los chicos de la Subcomisión Juvenil de Federación de Colectividades y sufrió un pequeño cambio en su recorrido en el tramo inicial.
Claudia Molas, Paisana Argentina del Centro Cultural de la ciudad, abrió el camino, acompañada por las Paisanas de Oberá y de Misiones, representando el rol de anfitriona, como dueña de la tierra que abrazó a quienes eligieron y siguen eligiendo estas latitudes para vivir.
Al frente de las representaciones de los países, pasaron la actual reina nacional del inmigrante, Karen Da Silva, la primera princesa Dana Moniec y la segunda, Sol Rivero. “Estoy emocionada, feliz, ya estamos de fiesta”, expresó la soberana. Su colectividad, la brasileña, fue la primera en pasar por el palco principal, donde permanecían las autoridades comunales e invitados, junto a integrantes de la comisión organizadora.
Las quince colectividades vivieron con emotivas sensaciones el inicio ideal, para los próximos once días de duración. Muchas personas que no trabajan habitualmente en las casas, se sumaron al desfile, representando la cultura que heredaron, preparando especialmente los trajes que lucieron.
Algunas colectividades invitaron bebidas y comidas típicas a su paso, como los brasileños que ofrecían caipirinha y pipoca, los alemanes el frío chopp o los ucranianos el pan. Los carros, carrozas o autos ornamentados, llevaron a los más chicos, que en esta edición fueron los más numerosos, también a los adultos mayores.
Participaron, además, muchos grupos de danzas típicas de otras localidades o provincias, como un grupo Polaco de Jardín América, el reconoció Haiat de Rosario, ballet de danzas árabes.
El Centro Cultural Argentino de Oberá, tuvo a su cargo el cierre. Paisanas y gauchos de distintas edades, reafirmaron el compromiso con las costumbres y tradiciones del país. Los grupos infantiles, juveniles y adultos del Ballet Difundiendo lo Nuestro, coparon el camino, tiñéndolo color celeste y blanco.
Al llegar al Parque de las Naciones, hubo un tiempo para el descanso y recuperar energías. Luego se llevó a cabo el tradicional corte de cinta, ya con la presencia del gobernador Oscar Herrera Ahuad y parte de su gabinete, como autoridades locales y vecinos en general.
Entre los espectáculos iniciales, con el escenario a pleno, también se reconoció al expresidente de Federación de colectividades, Hugo Sand, ya que durante su presidencia la fiesta se trasladó del Complejo Deportivo al Parque de las Naciones, hace 25 años.
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