En el silencio cuando nos detenemos, podemos escuchar nuestro corazón, a ver qué tiene para ¡decirnos!
Cuando hacemos silencio mental a través de la respiración y la mente se tranquiliza disfruto plenamente, en los encuentros puedo ver los rostros sin máscaras. A veces aparecen suspiros, lágrimas, alivio o cualquier emoción que hayamos guardado.
En esos momentos sale lo que sentimos, sin embargo nos cuesta tanto detenernos, es como si tuviésemos que hacer algo todo el tiempo.
Hay una frase de la Dra. Kübler Ross que dice: “En nuestro corazón sabemos que nuestro destino es vivir intensamente, amar plenamente y tener grandes aventuras en la vida. Tal vez el sentimiento esté enterrado en lo más profundo de nosotros, pero ahí está, esperando a ser sacado por una acción o acontecimiento, tal vez una palabra de alguien”.
Así es, ese sentimiento está guardado, a veces enterrado, pero ahí está queriendo salir; cuando nos detenemos y escuchamos nuestro corazón, también hay alguien dentro nuestro que nos dice, animáte, hacélo, viví, no hay más tiempo, es ahora.
Pero callamos esa voz buscando seguridad y comodidad, la tapamos mientras ella grita dentro nuestro.
Vivimos como si fuéramos a estar eternamente en esta vida y sin darnos cuenta un día, de golpe todo cambia. Las crisis llegan y no sabemos qué hacer.
Nos preguntamos: “¿Cómo no me di cuenta?”, empezamos a juzgarnos como lo hacemos siempre y esa no es la salida. Es necesario que nos detengamos a mirarnos, escucharnos y dejar que esa voz que habla pueda ser oída.
Hoy los invito a que nos detengamos, respiremos profundo, llevando toda la atención al cuerpo, ¿cómo nos sentimos? ¿Qué sentimos? Solamente respiren y dejen que el aire entre y salga del cuerpo. Los pensamientos van a venir, la prisa también, solo respiren y sientan su cuerpo. En algún momento sentirán esa parte suya que necesita ser expresada como puede. A veces con un suspiro, un recuerdo, una lágrima.
Permítanse parar y conectar con su corazón que está latiendo, recordándonos que tenemos una vida y somos los responsables de ella. Si no me ocupo yo, ¿quién? Si no es ahora ¿cuándo?
Que Dios los bendiga.