Este miércoles se cumplen 40 años de la muerte, tras un trágico siniestro vial, de la mítica exactriz de Hollywood y posteriormente Princesa de Mónaco, Grace Kelly.
En ese momento, ella tenía 52 años y viajaba junto a su hija Estefanía (de 17) a bordo de una Land Rover que cayó por un barranco de 35 metros de altura.
El lunes 13 de septiembre de 1982 ambas habían salido de la casa de la Familia Real monegasca ubicada en Roc Agel. Estefanía iba a comenzar la escuela en París el miércoles de esa misma semana, por lo que ella y su madre tenían previsto viajar a Mónaco dos días antes para preparar todo.
El chófer de la princesa Grace sacó la camioneta del garaje. Pretendía conducirla él, pero Grace llenó el asiento trasero con vestidos y cajas, de manera que nadie podían ocupar ese espacio, por lo que la Princesa decidió que conduciría ella, a pesar de que no le gustaba.
A poco más de 3 kilómetros de La Turbie, en una curva muy pronunciada, el vehículo no frenó y se estrelló contra el muro de contención, atravesándolo y precipitándose por un acantilado.
La madre murió al día siguiente, el 14 de septiembre, producto de las heridas sufridas, mientras que la hija pudo salir ilesa y por su propio pie, aunque pronto sufriría las secuelas del accidente.
Es que de inmediato surgieron los rumores de que era Estefanía la que manejaba en ese momento y que el siniestro se produjo no por un error en los frenos, como ella declaró, sino por una pérdida de atención en el marco de una discusión entre ambas.
Finalmente se llegó a la “conclusión” de que la Princesa Grace había sufrido una hemorragia cerebral leve cuando iba al volante y que eso provocó la tragedia, ya que se habría desmayado y al volver en sí, se habría confundido y pisó el acelerador en vez del freno.
Una vida de película
Nacida en la ciudad estadounidense de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, el 12 de noviembre de 1929, Grace Patricia Kelly pasó de anunciar cigarrillos a estrella de Hollywood para luego convertirse en Princesa de Mónaco protagonizando una idílica historia de amor.
Hija de un empresario de la construcción, John Brendan Kelly, y de una educadora, Margaret Katherine Majer Kelly, era la tercera de cuatro hermanos de una familia acomodada y con cierto renombre en su ciudad natal.
Llegó a la interpretación a través de ballet, que fue su primera vocación y tras no poder continuar sus estudios de danza, optó por matricularse en la Academia de Arte Dramático de Nueva York, ciudad en la que comenzó su carrera. Mientras estudiaba, hizo trabajos como modelo y realizó anuncios de publicidad, convirtiéndose en la imagen de una marca de cigarrillos.
Su capacidad interpretativa, acompañada de una gran belleza y de una elegancia innata, la catapultaron al éxito, convertida en musa de Hollywood. Tras unas primeras incursiones en el teatro y en la televisión, llegó su primera gran oportunidad con la película “Solo ante el peligro”, de Fred Zinnemann, con Gary Cooper y Katy Jurado en el reparto.
Gracias a este film la descubrió John Ford que la contrató para “Mogambo”, protagonizada por Clark Gable y Ava Gardner. Su interpretación le valió el Globo de Oro a la mejor actriz secundaria y su primera nominación al Oscar.
A partir de ahí todo serían éxitos, convirtiéndose en una estrella y participando en algunos de los míticos títulos del genio del suspense, Alfred Hitchcock como “Crimen perfecto” o “La ventana indiscreta”.
Su consagración absoluta llegó con el Globo de Oro y el Oscar a mejor actriz por su trabajo en “The country girl”, sin embargo la película que cambió su vida fue otro título de Hitchcock, “Atrapa a un ladrón”.
El rodaje fue en la Costa Azul francesa y le dio la oportunidad de conocer Mónaco y a Rainiero III. El príncipe monegasco quiso conocer a la actriz y se presentó en el hotel donde se alojaba quedando prendado por ella. Comenzó así una historia de amor digna de cualquier guion de Hollywood.
Tras unos meses de cortejo, Rainiero viajó a la casa familiar de los Kelly para pedir la mano de su enamorada. El 5 de enero de 1956, el compromiso se anunciaba al mundo. Empezaba así una nueva etapa en la vida de la actriz que se retiraba de la gran pantalla para convertirse en princesa.
Once películas, un Oscar y dos Globos de Oro son su legado cinematográfico.
El 18 de abril de 1956, en el Salón del Trono del palacio de Mónaco, la pareja contraía matrimonio civil y un día después, el 19 de abril, tenía lugar la ceremonia religiosa.
Calificado como “el acontecimiento del siglo”, reunió a 600 invitados de la aristocracia y del cine, fue retransmitido por diferentes canales de televisión europeos y se estima que fue visto por más de 30 millones de espectadores.
A partir de ese día, actriz se convirtió en princesa, recibió 140 títulos nobiliarios y pasó a estar dedicada a tiempo completo al principado y a su familia.
El 23 de enero de 1957 nacía la primogénita del matrimonio, Carolina. Ese día fue declarado fiesta nacional. El 14 de mayo de 1958 llegó al mundo el heredero, el príncipe Alberto, y siete años después, el 1 de febrero de 1965, nació Estefanía, la tercera y última hija.
Fuentes: Vanitatis y La Verdad