El diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Facundo Manes, visitó ayer la ciudad de Posadas para brindar una charla frente a un centenar de personas que se acercaron hasta la plaza 9 de julio.
En la oportunidad, el legislador, pese a que aún no quiere confirmar qué rol ocupará el próximo año, mostró una marcada postura en la que acentúo una posible candidatura en la carrera presidencial 2023.
Además, elevó fuertes críticas contra la denominada “grieta” entre el oficialismo y la oposición dentro del sistema político nacional.
Así, Manes señaló que “nuestros hijos merecen tener una patria que les brinde oportunidades. Nuestro desafío es luchar y cambiar la decadencia crónica para que ellos tengan un país próspero”.
En la misma línea, remarcó: “Tenemos la obligación de hacer un nuevo país, porque estamos viviendo en un nuevo mundo. Tenemos la responsabilidad de cambiar el paradigma, dejar de discutir sobre cómo generar pobreza o cómo seguimos manteniendo el subdesarrollo sustentable”, y diferenció que “hay que pensar en grande, encarar los desafíos del siglo XXI con la modernidad y los progresos, y volver a juntar a la Argentina”.
“Estamos divididos, polarizados, y eso impide el progreso. La grieta nos embrutece y empobrece, y le sirve únicamente a los fanáticos, a los extremos para seguir ganando elecciones pero destruyendo el país”, cuestionó y añadió: “Tenemos que rejuntarnos con empatía, que significa saber reconocer al otro, saber que uno puede ser radical, peronista, socialista, o conservador, pero que las diferencias son menores frente a los desafíos que se presentan”.
Al mismo tiempo indicó: “Muchos están desencantados, no creen en nada, se sienten huérfanos, pero si nos unimos millones de voces con empatía para encarar la modernidad del siglo XXI podemos salir fortalecidos y mejores que antes. Pero divididos vamos a seguir generando pobreza, desigualdad y falta de rumbo para los más chicos”.
Por ello contó que “el año pasado decidí involucrarme (en política) porque quise dejar de ser espectador de la decadencia del país. Yo crecí en un país donde trabajar y estudiar era sinónimo de progreso social, y ese país no existe más pero hay que recuperarlo. Ahora hay mucha gente que se quiere ir del país”.
Por otro lado, consideró que “el mundo moderno se basa en el conocimiento que los países puedan generar. Pero en Argentina todavía seguimos pensando que las materias primas nos van a salvar. Somos un país bendecido con materias primas, pero no tanto como pensamos. Hoy las materias primas no impactan tanto en la economía”.
En ese sentido, ejemplificó: “Hay tres países de África que exportan el 70% del cacao pero no tienen ningún impacto en la industria del chocolate. Suiza no tiene cacao, como esos países de África, pero tiene un pueblo educado, leyes, justicia, laboratorios, comercio internacional, marketing, geopolítica, y por ello impacta más en la industria del chocolate”.
“Tenemos que entender que el mundo cambió, porque la economía no son los recursos naturales sino la tecnología que generan los países para extraer esos recursos y agregarles valor”, afirmó y amplió: “Hay que apostar a una economía que no tenga que ver con los recursos naturales. Eso se llama revolución del conocimiento. Generar valor a todo lo que hacemos los argentinos. Si no invertimos en eso vamos a quedar cada vez más atrasados de un mundo que está viviendo una nueva revolución industrial”.
“Argentina se está perdiendo ese mundo del futuro peleando por cosas del pasado. Estamos obsesionados con el pasado”, cuestionó.
Finalmente opinó que “la educación es la economía del siglo XXI y para eso hay que poner a los docentes como el trabajo más importante en la Argentina”.
“No hay trabajo más importante que educar a los futuros médicos, jueces, ciudadanos, y presidentes. No solamente hay que pagarles más sino también prestigiar a los docentes”, completó.