El pasado 4 de mayo dos mujeres vivieron horas de pesadilla cuando ladrones ingresaron a una vivienda del barrio Florida de Montecarlo. Las maniataron y torturaron. Dos de los delincuentes fueron detenidos. A ambos les dictaron la prisión preventiva y les negaron el pedido de excarcelación.
Se trata de dos jóvenes de 28 y 29 años, quienes están imputados de “robo calificado en despoblado y en banda”, puesto que están sospechados de ser los que torturaron a una mujer de 87 años con Alzheimer y maniataran a su cuidadora con la intención de exigir que les dijeran dónde estaba guardado el dinero.
Según pudo saber este Diario de fuentes consultadas, la defensa de los acusados solicitó que fueran liberados puesto que según el argumento del letrado, con las últimas medidas tomadas en el caso no se habría podido comprobar la participación de ambos en el hecho.
Sin embargo hay que recordar que la mujer de 42 años reconoció a uno de los asaltantes y éste la amenazó con que no se lo contara a la policía porque de lo contrario sufriría represalias.
Por otra parte la policía había realizado allanamientos ordenados por el juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Manuel Balanda Gómez, en los que incautaron objetos que habrían utilizado los malvivientes para amenazar y agredir a las mujeres.
Con estos elementos el fiscal Héctor Simon se opuso a la liberación de los encartados y solicitó que se completen más medidas de prueba. En principio los calzados que fueron incautados coincidirían con las marcas de pisadas con barro que dejaron los atacantes tanto en el frente como dentro de la vivienda, puesto que ese día llovía.
La sorprendieron al entrar
A las 8, la mujer llegó a la casa de la señora mayor. En ese momento fue sorprendida por tres malhechores que con armas la obligaron a ingresar y tomándola del cabello la sentaron en una silla. Otro hizo sentar a la abuela mientras que el tercero revolvía toda la casa en busca de elementos de valor.
Se pusieron violentos. Uno le provocó cortes en la mano a la mujer mayor para que dijera dónde tenía guardada la plata. Ella no respondía por el dolor y por su condición de salud. Después le apretaron los dedos con una pinza y la quemaron con un encendedor.
Estuvieron varias horas en la casa hasta que uno de ellos se descubrió el rostro y fue reconocido por la mujer más joven a la que amenazó diciéndole que la conocía, que ella tenía un familiar policía y que no dijera nada, que no lo traicionara. “Sé donde vivís, te voy a ir a buscar para matarte”. Todo mientras manipulaba un arma.