Una verdadera tragedia tiñó de luto el fútbol de Indonesia. El saldo incluyó al menos 125 personas muertas, entre ellas 17 niños; y otras 300 resultaron heridas a causa del caos que se desató en el estadio de Kanjuruhan, en la región javanesa de Malang. A pesar de los primeros datos, continúan las pericias para establecer el número total de víctimas.
El público presenciaba sin mayores inconvenientes un partido entre los equipos Arema FC y el Persebaya Surabaya. Luego, según informó el inspector general jefe de la Policía de Java Oriental, Nico Afinta, los disturbios no tardaron en comenzar tras la derrota del Arema FC contra su adversario: en un acto de total irresponsabilidad los simpatizantes de la selección perdedora saltaron al campo de juego para exigir explicaciones sobre los resultados.
El funcionario argumentó que ante este imprevisto las fuerzas de seguridad desplegaron medidas preventivas “para que el desorden no escalara”, y por eso dispersaron gases lacrimógenos entre el público. La sustancia se propagó rápidamente y lejos de distraer, generó un caos irreversible que derivó en una estampida humana fatal.
El tumulto de gente desesperada se abalanzó y muchas personas terminaron aplastadas, golpeadas, sofocadas y sin salida contra el piso. La mayoría de los menores fallecidos tenían entre 12 y 17 años, según detalló el portavoz del Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección Infantil, Nahar.

Por su parte, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, se refirió al incidente como “una verdadera tragedia humanitaria” y ordenó suspender todos los partidos de la liga nacional mientras se investigue el hecho y puedan dilucidar aclaraciones.
“Esto no se puede repetir en el futuro”, remarcó el mandatario durante una comparecencia ante la Nación, y agregó: “Pido a las fuerzas de seguridad, y muy especialmente a la Jefatura de Policía, que investiguen inmediatamente lo que ha ocurrido”.
Otro organismo que se expresó al respecto fue la Federación de Fútbol indonesia (PSSI): “Este incidente está manchando la cara del fútbol indonesio”, criticaron. Y a los efectos prácticos, decidieron suspender el certamen de la Liga 1 2022/2023 a la vez que el equipo Arema FC “tiene prohibido ser anfitrión por el resto de la competición esta temporada”.
Fuente: Télam