Overshoot quiere decir excederse, también otra aseveración es sobregiro o hablando en criollo, pasado de vuelta. Como esa rosca que ya no cierra porque se falseó, ya no sirve o si lo seguimos usando, no va a cumplir su función con calidad, excelencia, ni bien si quiera.
Resulta que los recursos naturales que la Tierra tiene y los recursos vitales que existen, todos son finitos en su calidad, pureza, riqueza, abundancia; todos, todos son finitos. Es por ello que llega un punto que de tanto usarlos se agotan, ya no quedan, cuesta encontrarlos, se vuelven valiosos y escasos.
Algunos de esos recursos son tangibles como la flora, la fauna, el suelo, el agua y hasta el aire. Otros, son intangibles y difíciles de medir, cuantificar y valorar. Pareciera que solo podemos darnos cuenta de lo valiosos que son cuando ya no están.
En la era de la información, estos recursos intangibles tienen nombre, clasificación, forma, función y se llaman: “Servicios Ambientales Culturales”. A pesar de su nombre y categoría tal vez desconocidos, en realidad, todos los añoramos, algunos los vivimos y otros los deseamos.
Ejemplo de ellos son el turismo, la educación, el arte, la cultura y la tradición.
La recreación, el ocio y la contemplación. También la imaginación, la inspiración y la creatividad. La capacidad de superación, la resiliencia y la compasión.
Ya dentro de los valores espirituales, valores sociales y otros más como la empatía, la paciencia y la simplicidad.
Cosas que, en estos tiempos, son difíciles de valorar, pues claro, son los servicios ambientales culturales y como no los podemos ver y anotar en una tabla Excel.
Bueno, ahí está, dígame usted qué valor posee encontrarse con alguien querido en un área natural, dentro de un árbol cuando con sus raíces y ramas nos envuelven, nos hacen perder la noción del tiempo y pasar la tarde entera entre mates y charlas en inviernos misioneros, cuando el sol nos acalora levemente la espalda y la frente.