La calidad de vida de tu perro puede verse afectada por ciertos ruidos impredecibles a los que está expuesto a diario, tormentas eléctricas, fuegos artificiales, disparos, electrodomésticos, y que pueden causarles miedo y ansiedad. Algunos ruidos también podrían ser dolorosos para los oídos de tu perro debido a que tiene un rango de audición más amplio.
Estos ruidos dan lugar a respuestas como taquicardia e hipertensión que incluyen jadear, esconderse, caminar de un lado a otro, encogerse/postura corporal baja, sacudirse/temblar, ladrar, intentar escapar/retirarse y buscar personas conocidas.
El estrés asociado con el miedo y la ansiedad puede tener impactos negativos en la salud, el bienestar, el comportamiento y la cantidad de vida dependiendo de las habilidades que tenga tu perro para afrontarlo.
Normalmente se desconocen los signos comunes y evidentes de miedo o ansiedad: encogerse, temblar o retirarse. Si tu perro está estresado puede jadear, lamerse los labios, girar la cabeza o incluso poner el cuerpo rígido. A veces, sus orejas se colocan hacia atrás y bajan su cabeza por debajo de sus hombros.
Como consecuencia, el daño al vínculo humano-animal que puede resultar de comportamientos indeseables asociados con miedos y fobias puede conducir a una disminución del compromiso con el cuidado del perro y/o un mayor riesgo de abandono.
La sugerencia es que se despierte conciencia sobre los comportamientos y el lenguaje corporal relacionado con la ansiedad. Además, que se reconozcan las fuentes de sonido que causan estrés al perro para minimizar la exposición a los mismos.