El Concejo Deliberante de Posadas ha sido eco de los debates e inquietudes de sus habitantes, así como testigo de múltiples decisiones que reafirmaron su trascendencia y definieron los perfiles de la ciudad. Luego de que se constituyera por primera vez, el 18 de octubre de 1872, mucha parte de esa historia ha pasado por su recinto, sus pasillos y sus despachos.
La vieja casona de Bolívar y Rivadavia, que el deliberativo ocupa desde fines de la década de 1920, es parte de ese devenir ciudadano sesquicentenario y del que como periodista fui testigo durante una sexta parte, 25 años, entre 1993 y 2018. En ese lapso recorrí sus pasillos y oficinas para conocer los temas y proyectos que se elaboraban y discutían para la ciudad.
Comenzó en épocas de Justino Ignacio Giménez como su presidente (1992/1993, 1994), cuando el recinto era conocido como “el gallinero” por la particularidad de un doble piso distribuido en boxes de madera para los despachos de varios de los concejales. Esta ubicación se modificó en 2000, cuando, durante la presidencia de Cesar Horacio Hobecker (1999/2002) y tras la construcción del nuevo edificio municipal, se modernizó el recinto y las oficinas fueron trasladadas fuera de éste.
Quince hombres y dos mujeres
Diecisiete fueron los titulares del deliberativo que se reemplazaron durante toda esta época, desde Giménez hasta Fernando Aníbal Meza (2017/2019), algunos muy fugaces como Oscar Herminio López (2002), electo el tiempo suficiente como para pasar en alrededor de tres horas de la Presidencia del Concejo a la jefatura municipal y seguir los pasos de Hobecker, quien también meses antes había hecho ese recorrido hasta el quinto piso del vecino edificio municipal.
En el otro extremo, Magdalena “Maggie” Solari permaneció como lideresa del Concejo durante todo su mandato como concejala entre 2011 y 2015. Aunque a la hoy senadora nacional sólo le cupo la distinción de haber sido la segunda -y hasta ahora, la última- mujer al frente del deliberativo en toda su historia. Ese debut como titular femenina del deliberativo posadeño, fue para Felisa Beatriz Gottschalk (2009/2010).
Y fue esta última quien además lo presidió durante el primer año del bienio en que el Concejo tuvo mayoría femenina sentada en sus bancas, porque si bien de 14 concejales siete eran mujeres, a ellas se sumaba la defensora del Pueblo, Graciela Escalante (2007/2011) e inclinaba la balanza en favor de ellas.

Mujeres en el Concejo
Además de Gottschalk y Solari hubo también otras mujeres que circunstancialmente ocuparon la titularidad del Concejo y condujeron los debates en el recinto de sesiones; todas ellas en calidad de vicepresidentas y sólo en reemplazo del titular. Tal el caso, entre otras pocas, de Nilda Carmen Brañas (concejala entre 1993/2001), Alicia Kauderer (1999/2003), Carmen Violeta Godoy (2005/2009) o Anahí Repetto (2017/2021).
En general, esa participación femenina fue muy escasa y rondaba entre una a tres ediles mujeres por bienio, ya que, si bien el mandato de un concejal o el ombudsman es de cuatro años, el cuerpo municipal se renueva parcialmente cada bienio. De todas ellas mencionaré sólo unas que elijo por memoria y no como valorización de su gestión: Gloria Edith Llamosas (1989/1997), Cecilia Nevot (1999/2003), Eleonora Vigo (1999/2003, 2007/2011), Ana María Irrazábal (2003/2011), Graciela Miriam Krujovski (2007/2011) y Claudina Deglise (2011/2015).
Esta última en su cuatrienio como edil realiza dos recopilaciones históricas que debieron trascender después en el ordenamiento de la ciudad: una historia de las mujeres destacadas de Posadas con la intención de adoptar algunos de esos nombres para calles aún no nominadas -todavía pendiente- y recogidas en un libro publicado en 2013; y otra recopilación sobre los orígenes de los barrios de la ciudad con el propósito de establecer un necesario ordenamiento barrial en cuanto a nombres y delimitación, que quedó reflejado parcialmente en una ordenanza -ya corregida- y aún despierta polémicas y controversias.
Preponderancia masculina
La preponderancia masculina fue evidente a lo largo de esta reciente historia del Concejo posadeño y en poco se modificó tras la paridad de género establecida hace poco menos de dos décadas. La ley de lemas conspiró contra ello, ya que raramente los sublemas de candidatos eran encabezados por mujeres y en la distribución por el sistema proporcional es difícil que el segundo de la lista obtuviese un cargo. Sobre todo porque los escaños a distribuir son pocos y los sublemas para el reparto son muchos.
Al punto, por ejemplo, de que de ocho defensores del Pueblo elegidos desde la creación de ese cargo en la comuna posadeña, en 1991, sólo una mujer logró obtenerlo: la ya mencionada Graciela Escalante.
Recordar algunos de estos ediles resulta algo más difícil que hacerlo entre las concejalas. Son muchos más y, salvo honrosas excepciones, casi siempre fueron ellos quienes aparecían en los medios como la cara visible de algunas de las iniciativas más difundidas. Y hubo especialista en saber ubicarse frente a las cámaras o los micrófonos.
Entre quienes recuerdo están, aunque no por esta última razón: Osvaldo Navarro (1983/1987, 1999/2007), Juan A. Lagable (1991/1999), Jorge B. Gómez (1991/1999, 2002/2009), Pablo Martínez Pires (1991/1999), Humberto Dlugokinski (1995/1999), Aníbal Velázquez (1999/2003), Fernando Dei Castelli (2001/2005), Ángel Repetto (2001/2005), Ricardo Skanata (2007/2011), Hernán Damiani (2009/2013) y Martín Arjol (2011/2019).
Una mención especial corresponde a José Garzón Maceda (1999/2005), quien fue expulsado de su banca en una dudosa decisión donde se lo juzgó en ausencia y sin recibir su descargo. Había sido presidente del cuerpo dos veces, entre 2002 y 2003.
Dos ciudades, una problemática común
Entre las múltiples decisiones que tomó el deliberativo posadeño desde la recuperación de la democracia, en 1983, más allá de la Carta Orgánica (1988 y revisada en 2010), por ejemplo, vale destacar lo ocurrido el 22 de abril de 1996. Ese día se realizó un Cabildo Abierto, convocado por el Concejo Deliberante y destinado a analizar acciones ante el gobierno federal frente al impacto que sobre la ciudad comenzaba a producir el lago de la por entonces recientemente inaugurada represa de Yacyretá.
Aunque la asamblea pública, presidida por el titular del Concejo, Enrique Omar Daldovo (1994/1997), no logró la presencia de muchos vecinos, sí hubo autoridades provinciales y municipales, así como legisladores nacionales y provinciales que le dieron entidad al planteo comunal. Ello facilitó la intervención de miembros del deliberativo e instituciones posadeñas en múltiples gestiones en relación a las obras complementarias que la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) realizaba en la región.
Esa problemática común con la ciudad de Encarnación (Paraguay), también afectada por el embalse de la represa, agilizó la concreción de un entendimiento que anhelado desde mucho antes, pero demoraba en concretarse. El 15 de octubre de ese año, el Concejo posadeño y la Junta Municipal encarnacena firman un acta coincidencia para aunar esfuerzos y buscar complementar las legislaciones municipales de ambas ciudades.
Con este último propósito se dejó constituido un Foro Interparlamenterio Municipal entre los deliberativos de ambas ciudades hermanas que, con distinta fortuna, hasta hoy funciona para analizar problemáticas comunes. Aquí lamentablemente hubo celos y envidias políticas que le limitaron su accionar.