Haciendo gala de un llamativo exitismo, el ministro de Economía, Sergio Massa, celebró ayer que su equipo económico ganó “a la incertidumbre” y estabilizó “la macroeconomía” y se propuso comenzar a pensar en el mediano y largo plazo.
Salvo por la última parte de la premisa, quedan enormes dudas acerca de lo que el funcionario entiende por vencer a la incertidumbre y estabilizar la macro. Más allá de la inacabable exhortación al optimismo que exhibe la dirigencia argentina todos los años, todos los días desde siempre, llama la atención el apuro del Gobierno por acortar la distancia entre la crisis y la solución solamente con discurso.
No sólo estamos lejos de vencer a la incertidumbre, sino que a diario se abren nuevas dudas acerca del futuro inmediato. Ni hablar entonces de pensar a mediano y largo plazo. Es correcto hacerlo, pero claramente debe darse en su tiempo, cuando la inercia de la crisis deje ver verdaderas señales de retracción. Y, finalmente, si estabilizar la macro representa el actual estado de las cosas, entonces deberían replantearse las premisas acerca de lo que se pretende para los argentinos.
La urgencia por dar buenas noticias, se entiende, ancla su necesidad en la cercanía de un nuevo año electoral. Pero hacerlo desde la nada misma llena de dudas y de antipatía a quienes esperan más y mejores representantes.