El desarrollo de la maquinaria agrícola en Misiones tiene un lento repunte en las chacras del interior, donde los pequeños productores exhiben un muy bajo índice de industrialización.
Si bien, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la provincia mostró un importante crecimiento interanual, en el orden del 134% en las ventas de maquinaria agrícola, detrás de La Rioja y Catamarca; también de acuerdo al informe de ese organismo se estima que en la tierra colorada aún se realiza mucho trabajo manual y la situación podría mejorar sólo si se incorpora nueva tecnología.
Tal es así que Misiones es la segunda provincia con la maquinaria agrícola más vieja del país.
En el té es donde la situación se hace más evidente, ya que los colonos no pueden afrontar costos (tampoco tiene acceso a líneas de crédito) para cambiar su maquinaria. En la mayoría de los casos tienen en uso vehículos con más de 50 años de antigüedad.
“La mayoría de nuestra maquinaria tiene esa edad y nosotros como productores primarios no contamos con recursos para comprar nueva tecnología, eso nos obliga a ir reformando las que tenemos”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el productor de yerba y té sanvicentino Hugo Piszkiewicz.
“Hay un incentivo mínimo para mejorar la maquinaria, poder cambiarla. En mi caso, cierta vez me inscribí en un programa del IFAI para acceder a la compra de un tractor, donde algunos que otros salieron sorteados y eso fue todo”, apuntó el hombre.
Para dar un ejemplo, un tractor modelo 2014 vale entre 7 y 8 millones de pesos en el mercado. “¿Qué colono se puede dar ese lujo con los precios que recibimos por nuestro producto? En las chacras es imposible comprar, ¿de dónde vamos a sacar la plata?”, inquirió Piszkiewicz.
Y graficó: “Yo estoy cosechando desde hace más de 30 años con una máquina que era de mi papá y que ya era vieja cuando él la tenía”.
“Yo la vengo reformando, porque no puedo ni soñar en comprar una más nueva, mucho menos hoy en día con el precio que nos dan por el té”, finalizó uno de los pocos productores que todavía no están eliminando ese producto para reemplazarlo por otro, como la yerba, para conseguir un poco más de rentabilidad.
Dólar blue vs. oficial
“Los productores de té, lo mismo que algunos yerbateros de Misiones, trabajan con tractores que están por encima de los 45 o 50 años de antigüedad y es imposible llegar a una cosechadora nueva por el elevado costo”, contó en tanto otro productor primario, Fabián Laban.
“Hacer el montaje de una cosechadora hidráulica para un tractor está valiendo alrededor de 6 millones de pesos. La compra de un tractor para hacer la cosecha, hablando de un modelo del año 1980, vale alrededor de tres millones y medio de pesos. Los secaderos de té que están trayendo tractores nuevos poseen tractores que superan los 8 millones de pesos, algo imposible de pagar para un productor de té, que recibe alrededor de 16 pesos por el kilo de hoja verde”, explicó Laban.
“¿Cuántos kilos de hoja, hablando de lo que es la ganancia, hay que vender para comprar maquinaria agrícola?”, se preguntó.
Además, “todas las compras que hacemos las pagamos con el dólar blue y el pago que recibimos es con el dólar oficial. Para pensar en comprar una maquinaria para renovar nuestro parque automotor debemos pensar en ese tipo de cambio. Sería bueno que se revisara una política económica diferencial para la región productiva del norte”, reclamó Laban.
“Comprar un vehículo nuevo para cosechar el té es imposible”
El dirigente de la APAM Cristian Klingbeil también se expresó respecto del triste ranking que lideran los productores primarios de Misiones respecto a la vieja maquinaria que se usa para trabajar en las chacras.
“No dan los números para que el colono pueda saltar a una máquina agrícola nueva. Para que un colono repare el motor de su cosechadora (las que predominan son tractores modelo ‘60, que poseen dos cilindros) deben contar con una inversión de $400 mil. Ni hablar si la máquina posee un motor más grande. Transformar la cosechadora a ponchada a una hidráulica sale 6 millones de pesos. Si el dinero para hacerlo debe salir de la ganancia de la producción, no se puede ni por casualidad”, apuntó Klingbeil.
Límite en las importaciones
El dirigente y productor de APAM también se refirió a la otra problemática, pero ya del lado de quienes sí cuentan con capital para renovar su parque, pero que sin embargo tampoco tienen la posibilidad de hacerlo por el costo a las importaciones.
“Lo único que está entrando más o menos bien, pero muy de a poco, es maquinaria china; las marcas de maquinarias agrícolas reconocidas directamente no están entrando. En el país no se fabrican los tractores chicos y las habilitaciones para importar están recontra atrasadas. Directamente hay agencias que ni aceptan adelantos de pagos en efectivo, porque ni ellas saben cuándo van a poder recibir las máquinas. Lo mismo pasa con los camiones nuevos”, aseguró Klingbeil.
“Tenemos las dos cuestiones muy marcadas: la del pequeño productor que no puede comprar nada, por la baja rentabilidad, y la del productor grande que sí puede, que cuenta con el dinero para incorporar nueva tecnología, pero no puede comprar por la demora en la entrega de los vehículos”, describió el productor.