El tiempo pasa, pero hay nombres que quedan grabados a fuego en la memoria colectiva. Es el caso, por ejemplo, de Ramón De Los Ángeles Villalba, legendario formador del fútbol infantil posadeño. El recuerdo de “Kiko” permanece vigente entre miles de adultos a los que hoy se les dibuja una sonrisa de sólo escuchar ese nombre.
Este jueves se cumplen 20 años sin la presencia de “Kiko” Villalba en las canchas de la capital provincial. “Tenía 71 años cuando falleció, tras pelearle a la diabetes. En sus últimos momentos, quienes habían sido sus jugadores venían a visitarlo a casa y él se ponía a llorar. ‘Esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo’, decía”, relató a EL DEPORTIVO con emoción Fabián, uno de los hijos de Villalba.
“Kiko” hacía trabajos de herrería artística en su taller, emplazado en Eugenio Ramírez y Coronel Álvarez, en el corazón de Villa Sarita. La historia cuenta que tras el furor del Mundial de 1978 decidió volcarse al fútbol infantil, motivado por rescatar a los chicos del barrio de los malos hábitos.
“Así nació Aguiluchos, el primer equipo de papá, conformado por chicos del barrio. Enseguida empezó a ganar notoriedad en los torneos infantiles que se jugaban por entonces, al punto que cuando llegó ‘Tono’ Pérez como presidente de Guaraní, resolvió llevar a mi viejo a trabajar en Guaraní”, contó Fabián.
Se formó así la escuelita de fútbol infantil del popular club de Villa Sarita, una de las primeras de Posadas, al decir de los memoriosos. Y allí empezaron a jugar recordados players del fútbol posadeño, tales los casos de Sergio Sosa, Dani Garay o Jacinto Lezcano, por mencionar apenas a algunos. “Ese fue el inicio de una historia de muchos éxitos, con Guaraní jugando los viejos nacionales y los chicos de lleno en los torneos locales”, recordó Villalba.
Sin embargo, cuando Guaraní descendió, “Tono” Pérez se fue y se terminó lo que se daba, pero “Kiko” no se quedó quieto y siguió con lo que se había transformado en pasión: formar chicos a través de la pelota.
Y así es que formó el equipo del barrio El Territorio. “Aquel equipo fue muy conocido por sus logros en la extinta Lidai. Recuerdo que las categorías 86 y 87 participaron de los Sudamericanos. Y que allá por 1997 ese equipo ganó el Sudamericano en cancha de Atlético Posadas, tras ganarle la final a Cerro Porteño. Ese partido fue televisado en vivo y en directo por Canal 12, así que imaginate el furor que se había despertado”, subrayó Fabián.
“Kiko” se transformó en leyenda y siguió siempre ligado a los chicos, hasta que en 2002 su salud se complicó por la diabetes. “Primero perdió la pierna izquierda. Después, la otra. Y ahí ya no pudo dirigir más. Sus chicos, ya grandes, lo venían a visitar y él estaba muy sensible, lloraba mucho”, relató Fabián.
“Hoy lo recuerdo con mucho cariño, por los consejos y por el ejemplo de persona que era”, resaltó.
Hay una frase que “Kiko” Villalba inmortalizó y hoy sigue vigente entre sus chicos, que ya son grandes y que, a su vez, replican con las nuevas generaciones. “Él siempre decía que nada te llevaba arriba de sopetón, que todo tenía que ver con un esfuerzo. Y que cada esfuerzo tenía su recompensa. Más allá del fútbol, esos valores son el legado que dejó mi viejo”, cerró Fabián.
La camioneta naranja
Varios hoy ya exjugadores recordaron con emoción a “Kiko”, tal el caso de Sergio Sosa, explayer de la Primera de Guaraní. “Él me iba a buscar a Villa Blosset en su camioneta naranja. Un día le dije que todos me decían que nunca iba a jugar en Guaraní. ‘Sergio, vos vas a llegar y vas a ser la bandera de Aguiluchos’, me respondió. Y así fue”, rememoró.
Sosa recordó además a Casimiro, amigo de “Kiko”, quien iba a buscar a los chicos en moto cuando Villalba no podía. “Vamos que ‘Kiko’ te espera, me decía”, resaltó Sergio, tras confesar que “para mí, ‘Kiko’ fue un padre, me enseñó todo. Siempre nos decía ‘primero está el equipo, segundo el equipo y tercero, el equipo’”.
También rememoró con cariño a Villalba otro exjugador, “Beto” Ledesma. “Son tantas cosas vividas, recuerdo que nos buscaba en la ‘chata’ naranja y después del partido nos llevaba a comer hamburguesas al colectivo de ‘Bochinche’. O Casimiro, que nos llevaba en su moto, que a veces arrancaba y a veces, no. ‘Kiko’, sin dudas, era un todoterreno”, se emocionó.