Luego de ser “noticia” durante muchos años por estar en permanente conflicto con su obreros, la cooperativa de Alem Picada Libertad, cierra un nuevo período sin sobresaltos y con perspectivas a crecer y salir de la crisis en 2023.
Así lo celebró el gerente Ricardo Szmandiuk, quien en diálogo con PRIMERA EDICIÓN brindó un pormenorizado detalle sobre el trabajo de saneamiento.
“Desde hace tres años volvimos a comprar yerba y desde entonces no tenemos deudas con los colonos, quienes a la semana siguiente de entregar la mercadería están cobrando sus haberes”, destacó.
Sin embargo, a decir de Szmandiuk, la situación todavía “es crítica”, remarcó que el mayor condicionante para crecer sigue siendo “el capital de trabajo y la falta de acceso al mercado financiero para renovar maquinaria y trabajar con capacidad plena”.
“Hace mucho tiempo la cooperativa está en una situación crítica, podemos decir que desde 2009 cuando se presentó una convocatoria de acreedores, no dejamos de estar condicionados, más allá de que se trabajó mucho en la estructura de costos y en la reducción de costos innecesarios”, acotó.
“Así y todo hemos logrado trabajar los 12 meses del año en nuestras dos actividades madre, el té y la yerba mate, algo que hemos mantenido en los tres últimos años y que hizo que podamos mantener ocupado a nuestro personal de planta permanente”, indicó.
“Nuestra estructura de costos se ha reducido considerablemente, por medio de algunos acuerdos, la cooperativa fue haciendo un esfuerzo y hoy tiene algunos de sus costos organizados, pero todavía con estructura fabril bastante complicada en cuanto a la falta de inversión, aunque igualmente se está pudiendo producir”, amplió.
En cuanto al estado de situación actual se está tratando de ingresar en un proceso de reinversión en los sectores productivos, mediante el impulso de proyectos a nivel nacional y algunos pedidos de créditos provinciales para invertir, principalmente en la infraestructura.
“Más precisamente en el secadero de té, que es muy riesgoso ponerlo a funcionar cada año, pero ya haber permitido que la cooperativa trabaje con la yerba, en su estructura, que es bastante antigua, con la elaboración de un producto en buenas condiciones, también nos permitió a nosotros no volver a tener problemas con el personal”, manifestó dirigente agrario.
Proceso de saneamiento
Aunque, como bien remarcó Szmandiuk en todo momento, la cooperativa se encuentra en proceso de una muy importante recuperación, todavía falta mucho para cambiar algunos rojos en sus balances en cuanto a costos de producción, poder sostener toda la matriz de insumos y ocupar al personal de la planta.
“Básicamente lo que la cooperativa está buscando hoy son tres caminos y posibles soluciones: el primero tiene que ver con el capital de trabajo para el proceso. Hoy tanto en el té como en la yerba mate, la compra de materia prima es considerable en montos de dinero”, señaló el titular del organismo.
“Hace más de 30 años que la cooperativa no accede al mercado financiero, es decir se subvenciona con sus clientes, a veces con los productores, algo que nos trajo muchos problemas. Hay que saber que los costos no solamente tienen que ver con la compra de materia prima. Solo el chip vale actualmente entre un millón y un millón y medio de pesos por semana”, agregó.
“La cooperativa cuando trabaja con el té, específicamente, requiere entre 10 millones y 12 millones de pesos por semana, para la compra materia prima, el pago de la mano de obra y los costos de electricidad”.
La segunda cosa que la cooperativa busca solucionar es el secadero de té y por ello, todos los productores que traen yerba destinan dinero para arreglarlo, “porque requiere una inversión muy alta entre una zafra y otra”, puntualizó.
Lo tercero, y no menos importante, es conseguir rentabilidad que permita cancelar pasivos impositivos, y a partir de ahí solo quedará pensar en crecer.