Rara vez la vida se desarrolla de la manera en que nosotros queremos, quizás ella tenga su programa, un programa que ha ido evolucionando desde el principio de los tiempos.
El desarrollo de las fuerzas de la evolución se manifiesta como un misterio ante nuestros ojos, y lo seguirá haciendo. Lo que la impulsa y hacia dónde se dirige es un secreto que está oculto en la naturaleza misma y que puede ser revelado sólo a aquellos que se rinden humildemente al flujo de la vida, asumiendo que nada está bajo su poder y control. Nuestras expectativas rara vez coinciden con la realidad. ¿Podemos con esto?
Creo que este es nuestro miedo más profundo, sabernos pequeños e indefensos ante el destino más grande. Sólo formamos parte y somos una parte dentro de un sistema mayor. Manipular la naturaleza o las situaciones imponiendo y sometiendo los resultados a un bien u objetivo personal sólo encubre miedo e inseguridad.
Fluir sin miedo y sin intención abierto al devenir de la vida aceptando nuestro camino y estando atentos a lo que se abre ante nosotros distinto del camino de otros es el desafío. La creación ya estaba desplegada y en marcha cuando el ser humano entra en escena.
Actuar para gobernar con autoritarismo es seguir dormido.
Despertar y cooperar es comenzar a formar parte y encontrar el lugar que nos corresponde dentro de la evolución. Si todavía al día de hoy, queremos y deseamos que las cosas sucedan tal como nosotros pretendemos, de acuerdo a nuestras necesidades, todavía no hemos aprendido la lección maestra de la vida. Fluir.
Fluye, coopera, no obstaculices, aprende a rendirte a cada instante sin buscar el “por qué”, descubre el “para qué”.
Preguntémonos: ¿Qué es lo que la vida espera de mí?
No miremos personas, es la vida misma en cada uno de los seres que vienen hacia nosotros. Aprender a servir como la naturaleza es nuestro mayor aprendizaje.
El mundo que nos rodea no tiene que manifestarse de acuerdo a nuestras necesidades y preferencias. Ya tiene su propio programa y cada uno de nosotros tiene que descubrir el suyo en esta obra perfecta.
Simplemente agradece. ¡Sí a todo tal y como es!
Agradece y fluye con la vida desde el lugar que te tocó y aprende a transformarte con tus experiencias. Es lo que nos toca.