El testimonio de un joven vecino y compañero de tareas en una olería de Nemesio Parma de Franco Jesús Ramos, pareja y acusado de matar y arrojar el cuerpo de Marina Da Silva (19) a un pozo abandonado, se transformó en eslabón clave al finalizar la quinta jornada de debate oral y público ante el Tribunal Penal 2 de Posadas.
Luis Horacio Giménez tiene hoy 24 años y a los 15 quedó marcado también como uno de los destinatarios de una carta que desde su lugar de detención en 2014 escribió Franco Ramos y en la que le indicaba puntualmente que se presentara ante la Justicia y declarara que el cable y el bolso hallado con el cadáver masacrado a golpes de la joven, correspondían a la olería donde “hacían changas” y no al equipo de música de su vivienda y que habitualmente trasladaban en motocicleta para entretenerse mientras trabajaban cortando ladrillos en el paraje de la zona oeste posadeña.
Antes que el fiscal Vladimir Glinka solicitara la lectura de la carta que fue secuestrada antes de que llegara a las manos de quienes debían oficiar de testigos de la coartada, Giménez también complicó a Ramos al afirmar que la tarde del sábado 21 de diciembre de 2013 cuando desapareció Marina, no lo vio jugar al fútbol en la cancha del barrio. “No jugué a la pelota con él ese día, me lo crucé cuando él venía en moto a buscar ropa para la beba a su casa y volvía a Cruz del Sur. Pero tampoco Franco (Ramos) era de jugar al fútbol, yo no recuerdo haber jugado alguna vez con él”.
“No me llegó ninguna carta”
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Luis Giménez luego que se leyera la carta que escribió Ramos, insistió: “A mí no me llegó ninguna carta”, pero también admitió que el equipo de música, cable y bolso “lo llevaban y traían de su casa todo el tiempo a la olería de Cabral, una vez recuerdo yo ayudé a trasladarlo pero fue mucho antes de lo sucedido a Marina (femicidio)”.
Puntualmente la carta de Ramos dice: “Vayan ustedes dos a declarar por favor, es por mi libertad, vayan, no les va a pasar nada y no hagan caso a lo que les dicen (…) Sólo digan esto: digan que el 3 de diciembre estábamos en la olería, yo estaba cortando (ladrillos) y ustedes cargando el horno y que Marina estaba con nosotros, que trabajamos hasta las 10 de la mañana y que vos y Ori me ayudaban a llevar el equipo y que el bolso queda en la olería y que después fuimos a jugar al fútbol contra los obreros. Lo más importante es que digas que el bolso quedó en la olería. Porque el juez dice que yo sigo detenido porque el bolso yo lo tenía en mi casa y por eso no me larga, pero si ustedes declaran que me ayudaron a llevar el equipo de la olería a mi casa y que el bolso quedó en la olería, eso es lo más importante, que el bolso quedó en la olería. Decile que cuando declararon la primera vez eso no se acordaban bien y que ahora sí recordaron y lo querían declarar. No va a pasar nada, háganme este favor, no es lindo estar encerrado, hablen con Ori y pónganse de acuerdo”.
Gabriel Pereira, padrastro de Luis Horacio Giménez, fue el quinto de los testigos de ayer y sostuvo que la carta de Franco Ramos llegó a manos de uno de los destinatarios acercada por familiares del detenido pero que los parientes de este joven se la entregaron al juzgado para no tener inconvenientes y que no llegó a manos de Luis.
Este testigo también se reconoció como changarín y olero de Parma y que compartía labores con los acusados Franco Ramos, Juan Portal y Alejandro Da Silva.
Humberto Cabral, el propietario de la olería de Parma en la que habrían trabajado los acusados del homicidio de Marina Da Silva, relató ante los jueces César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Viviana Gladis Cukla sobre el sábado 21 de diciembre de 2013, jornada en la que desapareció la joven.
“Todos los sábados hacíamos un asado y les pagaba la semana a los muchachos. Juancho Portal era un buen laburante y creo que ese día (21 de diciembre) lo llevé a la casa de la familia de su esposa por avenida Urquiza, en la entrada a una villa. Lo dejaba ahí siempre y me iba, creo que fue a la tardecita”. En este punto, Cabral favoreció la declaración de Portal, aunque no pudo precisar horario porque primero sostuvo que fue “entre las 2 o 3 de la tarde”, y no recordó que era el cumpleaños de su empleado.