Transcurridas algunas jornadas desde la llegada de la Selección argentina al país y del fallido encuentro de los jugadores con la gente en el Obelisco, caben algunas reflexiones acerca de las exasperantes muestras de oportunismo en las que incurrieron algunos dirigentes políticos argentinos.
1. La imagen del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, en el aeropuerto de Ezeiza durante la madrugada del martes esperando a los campeones. No estaba solo, lo acompañaban la directora nacional de Migraciones, el director general de Aduanas y el presidente de Aerolíneas Argentinas. La intención estaba muy clara… la foto. Pero ni los jugadores, ni el cuerpo técnico o la dirigencia de la AFA se hicieron cargo de las ansiedades políticas.
2. Los balcones de la Casa Rosada se ataviaron con banderas mientras se negociaba frenéticamente la foto de la selección en la sede de Gobierno. Pero en el combinado nacional no hubo dudas sobre la necesidad de no mezclar fútbol y política y preservar la fiesta para el pueblo. Rara fue la respuesta del Presidente cuando, a la pregunta sobre si se sintió ninguneado, contestó que durante su mandato Argentina ganó una Copa América, una Finalissima y un Mundial.
3. Un periodista puso en aprietos al expresidente Mauricio Macri. Apenas volvió de Qatar, donde asistió en calidad de funcionario de la FIFA (?), fue al canal al que va siempre y le preguntaron por su apoyo a un régimen que vulnera libertades de la comunidad LGTB. “Hay altísima homosexualidad”, soltó… y agregó que allá no “hay ostentación”, haciendo gala de su escasa habilidad para declarar.
4. El “Chiqui” Tapia no puso la Copa en la grieta política, pero sí llevó a la arena de los desencuentros la fallida caravana al apuntar fuerte contra la Nación y reconocer la ayuda de Buenos Aires. Ayer le respondió Aníbal Fernández y lo trató de “cachivache de pacotilla”.
A la luz de todo lo sucedido en apenas horas desde la llegada de la selección al país, es cada vez más evidente disociar el fútbol, o la obtención del título mundial, de la clase dirigencial… nada bueno sale de esa fusión.