Con apenas 16 años, Sheyla Erfurth está decidida a triunfar en el mundo del Taekwondo. En una reciente entrevista en el Canal 34 Univisión, de Los Ángeles, California, la jovencita manifestó que sus sentimientos están divididos entre Estados Unidos, donde reside, y Argentina, de donde son oriundos sus padres, Nancy Strieder y Bernardo Erfurth. “La verdad es que no sé si podría elegir. Me gusta los dos países, pero quizás represente a Estados Unidos porque es donde estoy viviendo ahora”, manifestó ante las cámaras.
A través de un video, se refirieron a sus logros y a sus sueños. Uno de ellos es llegar a los Juegos Olímpicos. “Mi sueño fue siempre ser profesional, estudiar en la Universidad de Harvard, llegar a ser profesora, participar de los Juegos Olímpicos, viajar a Corea, de donde proviene la disciplina y poder ser reconocida a nivel mundial por eso”, dijo esta joven promesa que, en casa, cumple el rol como cualquier hija y se ocupa de “hacer las tareas, los trabajos, me dedico a estudiar, a ser buena persona, a ayudar a mis padres, a ser obediente”.
En lo personal, “me gustaría ser kinesióloga para poder ayudar a los deportistas con sus lesiones”. Su entrenador aseguró que Sheyla “tiene todo para poder lograr sus metas. Ella tiene habilidad para estar en los Juegos Olímpicos. Es buena pateadora, compite en torneos, buscando sacar la fuerza interior”.
“Como ella es mi niña, quería que hiciera danza. La llevé una vez a la práctica, se puso a llorar y me decía: ‘mami no quiero’. Y, al mismo tiempo, pasábamos siempre por un espacio donde practican Taekwondo ITF y me dijo, esto yo quiero. Probamos y se quedó ahí desde los cuatro años”, contó mamá Nancy, que, en 2000, y junto a su esposo Bernardo, decidió empezar una nueva vida en USA. “Siendo muy jóvenes nos mudamos los dos solos, y comenzamos a trabajar sin ningún tipo de experiencia”, expresó la mujer mientras hacía una pausa entre un turno y otro como limpiadora de viviendas.
Después de permanecer dos años en el país del Norte, nació Bradley, el primer hijo de la pareja. Fue en Las Vegas, Nevada, donde la familia vivió durante tres años y medio hasta que se mudaron a California. Se asentaron en ese nuevo espacio y en 2006 nació Sheyla, en Los Ángeles, California.
En el 2009, con los niños aún pequeños, decidieron volver a la Argentina. Pisaron tierra colorada en septiembre cuando Sheyla tenía apenas tres añitos, y se establecieron cerca de sus respectivas familias: Roberto y Vilma Erfurth, los padres de Bernardo, que viven en la localidad de Montecarlo -su hermano Jorge reside en Suiza y su hermana Gloria, en Posadas-; y de Rosa Vogel, mamá de Nancy -papá Felipe Strieder, ya fallecido- y de sus hermanos: Estela, Diana, Cleto, que permanecen en Capioví.
Mientras residían acá, Bernardo se dedicaba a la mecánica de automotor y había instalado su propio taller en Capioví, mientras que Nancy trabajaba de secretaria en un estudio contable. “Siempre quise que ella fuera bailarina, pero ella prefería los deportes. Desde los cinco años comenzó con el Taekwondo, y le encantó”, recalcó la madre, al referirse a Sheyla, que obtuvo el cinturón rojo punta negra mientras tomaba clases en Capioví. “Quiere decir que le faltaba un examen más para ser cinturón negro (ya profesora) pero como estaba tan mal la economía era imposible seguir. En diciembre de 2020, decidimos volver a los Estados Unidos. Primero se vino mi esposo y después de dos meses, mis hijos y yo abordamos el avión”, expresó.
Según Strieder, en esta oportunidad “nos quedaremos definitivamente. Estamos trabajando muy bien. Al principio, nuestra familia lo tomó muy mal, creo que todos, pero fue nuestra decisión y tenían que aceptarla. Les explicamos que lo hicimos, más que nada, por el futuro de nuestros hijos, como que en Argentina no lo veíamos claro. Como los dos son nacidos acá, tienen todos los beneficios, lo que necesitan, para estudiar, para trabajar, para salir adelante, para lo que sea. Les hicimos ver y terminaron entendiendo”.
Actualmente, Sheyla cursa el cuarto año del colegio secundario. Los comienzos fueron muy complicados para la jovencita porque no sabía nada del idioma inglés. Pero después de hacer un enorme esfuerzo, “puedo decir con mucho orgullo que por estos días lo habla a la perfección”. Contó que, en el 2021, “comenzamos a buscar lugares para que pudiera continuar con el Taekwondo, pero no encontramos cerca el que ella practicaba en Argentina que era ITF (International Taekwondo Federation), pero sí teníamos cerca el WTF (World Taekwondo Federation). Ahí la inscribimos, pero, como no era el mismo, tuvo que empezar desde bien abajo”.
Aseguró que su hija “no lo dudó” y que, con muchas ganas y empeño, se propuso ser una de las mejores deportistas del grupo. “De nuevo obtuvo el cinturón rojo y en tres exámenes más ya estará en su tan ansiado cinturón negro. Su profesor es americano así que no sabe español. Ella en su momento no le importó, se comunicaba a su manera. Siempre la acompañamos porque es lo que le gusta y su sueño es poder llegar a las olimpíadas”.
A través de mensajes, Strieder contó que su hija entrena cuatro veces a la semana, a lo largo de dos horas por día. “Le queda un año más para terminar la secundaria, y quiere continuar la carrera de kinesiología. Para nosotros es un orgullo. Ella le pone todas las ganas, le encanta. Tiene un hermoso grupo en su clase. Acá en USA hay muchas más oportunidades para los jóvenes. Todo es posible y más aún porque los chicos son nacidos acá, son ciudadanos americanos”.
La oriunda de Capioví, confiesa que se extraña a Argentina, a veces casi tanto como a la familia, “pero estamos muy decididos a seguir nuestras vidas acá. Desde nuestro último viaje todavía no fuimos a visitar a los nuestros a Argentina, pero ya se dará en su momento”.
Manifestó que “acá la vida es muy diferente, es un mundo diferente, se trabaja mucho pero también se disfruta mucho, conocimos tantos lugares hermosos acá y todavía queda tanto por conocer, pero todo es posible en este país. Mi esposo continúa desempeñándose en la mecánica que es un rubro muy bien pagado, y yo trabajo haciendo limpieza de casas mientras estudio para poder trabajar, más adelante, en la parte contable. Mi hijo trabaja en una compañía donde arman partes de aviones y tanques del Gobierno, y también continúa estudiando”.
El Mundial, un capítulo aparte
Para los integrantes de la familia Strieder- Erfurth el desarrollo del Mundial de Fútbol Qatar 2022 “fue muy emocionante. Al punto que creemos que uno lo siente más fuerte cuando está lejos de Argentina”.
Para poder verlo por televisión debían adecuar los horarios, a pesar de tener que cumplir con el estudio y el trabajo. “Para mirar el primer partido nos levantamos a las 2 de la madrugada, a raíz de la diferencia horaria, aunque todos trabajábamos al otro día, y Sheyla debía asistir a la escuela. A los otros partidos los mirábamos desde el celular, mientras cada uno se ocupaba de sus quehaceres. Para poder ver el último partido, que se disputaba contra Francia, tuvimos que levantamos temprano porque se jugaba a las 7. Después del sufrimiento y de obtener la victoria, hicimos una fiesta en casa adonde vinieron un montón de amigos argentinos, que son como nuestra familia de acá. Así que pasamos el domingo comiendo asado, disfrutando, riendo, comentando sobre el partido. Fue algo realmente muy lindo”.
“Yo, que me dedico a la limpieza de casas, trabajo para familias americanas, egipcias, mexicanas. Una de Egipto hinchaba por Argentina como si fuesen argentinos. Me comentaron que Egipto parecía una segunda Argentina por la cantidad de hinchas a favor de la celeste y blanca. Así que me siento orgullosa del país en ese sentido”, sostuvo.
Otros aires
Admitió que tanto los adultos como los chicos, “nos adaptamos rápido. Es que esto es otro mundo, es todo más fácil, todo se consigue, por la tecnología es todo más rápido. Además, el clima nos gusta más que el de Misiones porque acá es seco. Se puede decir que es cero humedad. Ahora que ya estamos en invierno, está bastante frío”. Pero como al mal tiempo hay que poner buena cara, el fin de semana anterior “fuimos a un lago que se llama Mammoth que está dentro de California, cubierto de nieve. Para la festividad de Año Nuevo nos iremos a conocer San Francisco. Si bien nosotros estuvimos, los chicos no lo hicieron aún”.
Expresó que Sheyla, “es fanática hasta la muerte del equipo de básquetbol Golden State Warriors donde está Stephen Curry. Vamos a ir hasta la cancha a ver si podemos acercarnos para que lo vea”.
Agregó que “ella también juega básquetbol, lo estaba haciendo en el equipo de la escuela, pero ahora ya no participa porque se superponían los horarios y ella prefería seguir con Taekwondo”.
Strieder indicó que tanto ella como Sheyla, “somos felices cuando llegan las fiestas. Es otro clima, ves todo decorado, es algo impresionante, siempre decimos ¡de dónde salen tantas luces! Contando uno no puede hacer entender a la otra persona lo que se vive acá. Es algo muy lindo. Distinto”.
Contó que existe un grupo de argentinos que “nos juntamos en casa de una de las señoras que tiene la vivienda más grande y como el 24 noviembre acá se festeja el Día de Acción de Gracias, que es algo muy fuerte, importante, nos reunimos y se come el pavo, el jamón al horno. Entre los argentinos jugamos al amigo invisible para que el 24, cuando nos juntemos todos, cada uno haga un regalo a una persona. En la familia también nos hacemos regalos. Se pasa muy lindo. Son muy lindas esas fechas. En Año Nuevo cada uno planifica lo suyo. Este año vamos para San Francisco en compañía de otra familia de amigos”.
Respecto al idioma, señaló que ahora los cuatro hablan el inglés. “Cuando mi hijo terminó su primer grado y volvimos a la Argentina, él siguió practicando el idioma porque en Estados Unidos habían quedado amigos con los que se hablaba o escribía con frecuencia. Nosotros lo aprendimos en la primera estadía. Pero a Sheyla fue a quien más se le complicó el tema. En un principio mezclaba todo, porque era chiquita, pero en Argentina se olvidó del inglés. Le costó mucho retomar después, empezando la escuela, permaneciendo sola. Obviamente que como hay tantos extranjeros residiendo aquí, tienen traductores en la clase. Pero a materias -son sólo seis, no como en Argentina- como historia, matemática, química, las tenía que estudiar en inglés y eso costaba mucho”.