Se conoció la obligatoriedad que aplicó la Jefatura de la Policía de Misiones para que los jefes de dependencias firmen un “acuerdo de confidencialidad” que les prohíbe dar cualquier dato respecto a la función o a la fuerza.
Si bien el fin primero parece ser la posibilidad de que se filtren datos a los medios de comunicación, obligando al personal a “silenciarse”, tampoco se justifican los términos con los que pretenden hacerlo.
En un artículo del texto que se remitió en sobre cerrado para que sea suscripto en forma individual con nombre y apellido, quien lo haga habilitará a la Jefatura a revisar los recursos informáticos con los que trabaje. Y, se aclara como si fuera algo “normal”, que se podrá hacer sin el consentimiento de la persona y sin previo aviso.
Es decir que las PC, notebooks, celulares, tablets, etc. -que sean parte del trabajo policial- estarán a merced de cualquier personal superior que quiera invadir la privacidad del trabajador de la fuerza de seguridad.
Cuando se pregona la transparencia y la apertura informativa, los Jefes de la Policía de Misiones buscan la “confidencialidad”; que sean ellos los “habilitados” para hablar de los hechos que impactan en toda la comunidad y con los datos que ellos elijan dar. Incluso a costa de avanzar sobre los derechos individuales de sus dependientes, con tal de “cerrar informativamente” su proceder cotidiano.
Discussion about this post