San Arnoldo Janssen es la esencia de la espiritualidad, cuya fiesta celebramos el próximo 15 de enero. En el marco de esta celebración, es oportuno que podamos reflexionar sobre la gran riqueza espiritual que nos regala San Arnoldo Janssen, el gran misionero fundador de tres Congregaciones Misioneras: Misioneros del Verbo Divino, Misioneras Siervas del Espíritu Santo y Misioneras Siervas del Espíritu Santo de la Perpetua Adoración. Nuestro Santo nos invita a confiar en Dios, ante las adversidades de la vida, y poner nuestros proyectos y sueños para que sean guiados por la voluntad de Dios.
San Arnoldo Janssen, tenía una gran admiración y devoción por la Santísima Trinidad, lo que le inspiró a vivir en comunidad y promover la formación de comunidades misioneras en los cinco continentes. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo.
Testimonio de la bendición divina sobre su obra, lo vemos en los más de 10.000 misionero/as y centenares de laicos colaboradores que viven su espiritualidad en más de 70 países. Este Santo misionero nos anima a conocer el proyecto de Dios, para compartir su vida divina con la humanidad.
El Dios Trino, es un Dios de comunión, unidad en la diversidad, entrega y aceptación mutua. Que el Dios Trino viva, nos moldee y nos transforme junto a las personas que servimos y con quienes compartimos la vida a diario.
En un mundo de tantas divisiones por los egoísmos, él nos anima a vivir una profunda trasformación interior para ser personas de comunión, capaces y dispuestas a abrir nuestros corazones para aceptar, respetar y promover a los demás. Podemos convertirnos en personas que lleguen a ver más allá de los propios intereses y preocupaciones, que viven en solidaridad con los demás. Es necesario recordar siempre que todos estamos en el mismo barco, viajando juntos en este mundo y construyendo la historia.
San Arnoldo resumía su espiritualidad en esta oración, que al mismo tiempo era su lema: ¡Viva la Santa Trinidad, Único Dios en nuestros corazones y en los corazones de todas las personas! Ciertamente, buscar, escuchar y vivir la voluntad de Dios en su vida cotidiana era prioritario para Arnoldo Janssen, y algo que deseaba transmitir con primacía a cada uno de sus hijos e hijas espirituales.
Desde esta espiritualidad trinitaria, él nos invita a “caminar en la presencia de Dios”, como ideal de vida. Es la conciencia permanente de la presencia de Dios en todo momento de nuestra vida: en los momentos de alegría y celebración, en los momentos de adversidad, fracaso, dolor y sufrimiento; y en los momentos en que uno se proyecta hacia el futuro. Es un vivir en Dios y desde Dios en todos los momentos de la vida.
El amor a Dios de Arnoldo y la búsqueda de su voluntad fue una constante, en todas las circunstancias de su vida. La lucha por conocer la voluntad de Dios fluye como el eje principal de su propia vida interior. Esta combinación de cercanía al mundo y de cercanía a Dios es una característica sobresaliente de Arnoldo Janssen. En su vida de oración y cercanía a Dios está la fuente de su fortaleza, tanto para su trabajo como para su sufrimiento. Inspirado por la espiritualidad franciscana, él nos anima a reconocer en la creación entera la presencia del amor de Dios. En estos tiempos de tanta destrucción de nuestro medio-ambiente, San Arnoldo Janssen nos invita a cuidar nuestra casa común.
En esta fiesta de nuestro Santo, pidamos su intercesión para vivir nuestra fe con pasión y compartirla con nuestros seres queridos. Así como él siempre lo hizo, pidamos hoy: “Que el Dios Uno y Trino viva en nuestros corazones y en los corazones de todas las personas”.