El inmortal José Osvaldo del Socorro Sosa Cordero, creador de numerosas composiciones musicales litoraleñas, tenía apenas 20 años cuando comenzó su carrera autoral con la célebre polka correntina “Cambá Cuá”.
Si hay un poeta que amó profundamente su tierra, sus costumbres, sus dichos y su música regional, ese poeta tiene un nombre: Sosa Cordero. Aún en la distancia y en el tiempo, añoró con toda su alma a “su” Corrientes profundamente arraigada en su corazón.
Sinfonista y acuarelista estupendo en las remembranzas y de las nostalgias, el historial creativo de Sosa Cordero en pro de la música regional es amplísimo. Y todas o casi todas sus composiciones musicales. que fueron muchas y muy buenas, siempre llevan el recuerdo de su provincia natal.
En este su “debut” compositivo, los tipos y costumbres de su pueblo cobran plena vigencia en su espíritu sensible y observador. De ahí, este “Cambá Cuá” que recuerda el tradicional barrio de la capital correntina, donde hasta fines del siglo XIX se llevaron a cabo monumentales “bailes de negros”.
Aunque fueron luego decayendo en su esplendor, Sosa Cordero recordaba algunos que tuvieron lugar hacia fines de la década de 1920.

¿Cómo nace “Cambá Cuá”? Era su época de estudiante en Buenos Aires. La música correntina era totalmente desconocida en la Capital y Sosa Cordero comienza a codearse con compositores de la talla de Chazarreta, que traía el folclore de su Santiago del Estero. Algunos conjuntos paraguayos también comenzaban a incursionar en Buenos Aires.
A ellos se arrima Sosa Cordero, porque la música paraguaya -hermana de la correntina- ejercía su raro sortilegio sobre él. Así, un día decidió evocar al inolvidable Cambá Cuá donde los negros se habían asentado y creado un barrio en el Taragüí (nombre guaraní de Corrientes), que tenía perfiles y costumbres y música propias.
El candombe y la polkita correntina, que ya habían cuajado hondo en el sentimiento del paisano, se
daban las manos para hacer las grandes fiestas a que hace mención Sosa Cordero en esta composición, y que él conoció sin duda antes de fines de la década del ’20.
Él mismo dice: “Cambá Cuá es el nombre con que se denominaba a una populosa barriada de la Ciudad de Corrientes, cuyos habitantes eran, en su mayoría, gente de color. Formada en sus comienzos con algunos grupos de morenos esclavos de la colonia, recibió durante y después de la guerra de la Triple Alianza el extraordinario aporte de la soldadesca brasileña, constituida en gran parte, como se sabe, por negros y mulatos esclavos. Finalizada aquella inicua contienda, la mayoría de ellos -varios miles- optó por quedarse en la hospitalaria tierra correntina, acogiéndose a una gracia especial concedida por el emperador Don Pedro”.
Familiarizados, de a poco, con las costumbres del nuevo lugar de adopción, los morenos del Cambá Cuá, respetando antiguas tradiciones, celebraban los 6 de enero, en ocasión de la festividad de los Santos Reyes, la función de San Baltasar.
Desde días antes, todos los barrios de la capital de Corrientes se veían invadidos por brigadas de morenos solicitando el óbolo de los ‘amitos’, aporte indispensable para la ‘financiación’ de los grandes candombes a realizarse durante las noches del 5 y 6 de enero.

Luego de las misas matutinas, por la tarde, el Santo Negro, llamativamente vestido de rojo, amarillo y oropeles, era conducido a las casas en misión religiosa, permitiendo así a los devotos renovar sus tributos de fe. En la noche, se le destinaba lugar de privilegio en el altar erigido ad-hoc para que presidiera la fiesta.
Estandartes, banderines y toda clase de armamentos de colores estridentes convertían al “Cambá Cuá” en una visión de pintoresquismo abigarrado.
Se sumaba a ello la vestimenta de los morenos: altos sombreros de pelo o alones de paja, levitas o jaquets de corte alejo (herencia de amos), pantalones de fantasía. o blancos. o a rayas rojas y azules, fajas y corbatas de colores chillones; muy enjoyados con baratijas y descalzos en su gran mayoría. los hombres.
Las morenas, por su parte, lucían sus típicos atavíos de tonos picantes. abultados con las almidonadas enaguas y enriquecidos por ristra de collares de los más diversos cromos y facturas.
Chinescos tamboriles. masacallas y panderos alternaban con acordeones, flautas y guitarras en la amenización de aquella fiesta singular, presenciada desde lugares estratégicos por toda la población de Corrientes llevada a ella por natural curiosidad.
Hoy desaparecidos totalmente los negros en aquella barriada de la población de Corrientes, subsiste, no obstante, la celebración de la fiesta de San Baltasar cada 6 de enero.
Bien tituló Sosa Cordero este su tema típico como “PoIka Correntina o Polka Candombe”, porque en esos bailes del barrio Cambá Cuá se entrelazaban el baile típico de los negros con la polka correntina, que era reina y señora del alma del “campiriño”, que había folclorizado ya por entonces la polka europea.
Fuente: “Cantos y leyendas del litoral” (Publicado por PRIMERA EDICIÓN el 11 de octubre de 1992)