Desde hace algunos años es usual ver casas rodantes y motorhomes estacionados en la ciudad, sobre todo alrededor de las zonas costeras. Dentro de cada uno de ellos viajan historias, experiencias y testimonios de personas que optaron por un estilo de vida distendido o por unas vacaciones diferentes.
Lucía Farfalla y Luciano Gaytero, ambos de 27 años, son una pareja oriunda de Don Torcuato -provincia de Buenos Aires- que hace una semana se encuentra en Posadas, más precisamente en la playa Costa Sur.Hace dos años subieron a su colectivo “El Picado” y emprendieron el primer viaje, que poco a poco derivó en otros trayectos a lo largo del país: “Luciano trabajaba alquilando juegos mecánicos y yo en una oficina. Siempre tuvimos en mente la idea de vivir viajando, pero el encierro de la pandemia impulsó nuestras ganas y nos decidimos. Acondicionamos e hicimos unos arreglos en el motorhome y así comenzó”, relató Lucía.
De esta manera conocieron Chubut, Río Negro, Neuquén, Mendoza, La Rioja, Catamarca, San Juan, Salta y Jujuy. En la actualidad, su objetivo inicial era visitar Encarnación, pero probablemente lo hagan después de recorrer un poco la provincia: “Ninguno conoce las Cataratas del Iguazú, así que también estamos viendo si vamos para allá”, comentó.
De visita en Misiones
Los jóvenes mencionaron que llegaron a Costa Sur mediante las recomendaciones de otros viajeros: “Es como una red. Tenemos contacto entre todos por Instagram, más que nada. Cuando estamos por llegar a una ciudad nosotros preguntamos a quienes también viajan en colectivos grandes: dónde parar, cuáles son las condiciones; y además existen aplicaciones para gente que viaja en las que te dan sugerencias”.
Estos días recorrieron la ciudad a bordo de sus bicicletas. Disfrutaron de hacer yoga en la arena y descansaron con vista al río. “Solemos evitar los centros urbanos, por eso nos gusta esta zona que está un poco apartada. Pero Posadas nos gustó; no pensé que era tan grande, y aún así mantiene la esencia de pueblo, porque la gente te saluda, te deja cruzar, te trata con amabilidad, en fin, es muy cálida”, destacó Lucía.
Acerca del tiempo que deciden permanecer en cada lugar que visitan, coincidieron en que no es una cuestión estricta, sino que están atentos a los indicios que demuestran que un sitio dejó de ser cómodo: “A veces, cuando no podés estar más en un lugar es porque te esperan en otro, o capaz el ambiente cambia. Si no, ocurre lo contrario y te encontrás con personas que te ofrecen un espacio para dejar el colectivo o brindarte una mano”, describió Luciano.

Kilómetros de aprendizaje
Aunque aseguraron que “no planifican de forma estructurada”, en algún momento pretenden viajar hacia el norte del continente y visitar México: “Nos fijamos ese punto para tener una guía, pero la idea principal es disfrutar y aprender de la experiencia y el proceso de todo lo que implica esta forma de vida”, aclaró la joven.
Para poder seguir viajando en “El Picado” y conocer otras culturas, la pareja fabrica y vende artesanías, vende algunas comidas rápidas, y también cuenta con el juego mecánico ‘samba’, que lo llevan enganchado atrás del motorhome.
“Cuando llegamos a una ciudad ofrecemos el servicio y averiguamos por los permisos de habilitación para usarlo. En otras provincias lo hemos puesto a funcionar en parques, fiestas populares o celebraciones, y muchos chicos disfrutan porque para algunos es una novedad. Aunque cueste un pocotrasladarlo lo llevamos con nosotros, porque también es un recurso”, explicó Lucía.