Con suma preocupación y en un fuerte llamado de atención, tanto a los colonos como a las autoridades gubernamentales por la persistencia del rulo en los yerbales, sumado al ataque de un insecto que todavía no se determinó si son langostas o no, el reconocido dirigente agrario, Hugo Sand, sentenció: “Estamos haciendo todo al revés”.
“Al aplicar insecticida a las plantas estamos matando todo, hasta a los insectos que mantienen el equilibrio del rulo, y luego incentivando a una mayor producción de huevos que producirán miles de hembras fértiles, que nos traerán un daño económico mucho peor que el que estamos teniendo ahora”, enfatizó Sand, ingeniero agrónomo y uno de los fundadores de la Asociación Productores Agrícolas de Misiones (APAM), reconocido también por su postura acerca de las buenas prácticas agrícolas y la protección del medio ambiente.
Durante la extensa charla con PRIMERA EDICIÓN, describió en detalle el ciclo del insecto y por qué sostiene que el actual manejo, sin control, con dimetoato, puede ser contraproducente en todo sentido.
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“El psílido de la yerba mate es un insecto que puede ser considerado como plaga por su efecto sobre la producción, ya que disminuye la cantidad de hojas en las plantas. Fundamentalmente ataca los brotes tiernos, porque la hembra pone los huevos allí; luego las hojas de la yerba los envuelven y los protegen hasta que se desarrollan y emerjan luego como adultos. Esto provoca daños a la planta de yerba, porque retrasa su brotación, pero ocurre cuando la cosecha se hace tardía, a fines de agosto y septiembre. En ese momento existe una gran cantidad de hembras fértiles y una gran postura de huevos, y lógicamente el daño es muy grande. Si la cosecha se hace temprano, en los meses de mayo, junio o julio a más tardar, la planta de yerba tiene muchas posibilidades de desarrollarse, comenzar a brotar rápido, y el daño económico es mínimo”, amplió.
“Lo que tenemos que hacer para solucionar el problema no requiere medidas tóxicas, simplemente con manejar la época de cosecha alcanza. Ahora, ¿qué pasa? Cuando nosotros aplicamos el dimetoato, que es un veneno sistémico (la planta lo tiene que absorber y trasladar por la savia para que mate a los huevos que se encuentran en esta protección, un insecticida de contacto no le va a hacer ningún daño), lógicamente que mata todo, a los rulos y también a todos los insectos que hay en el yerbal. Cuando la dosis letal comienza a disminuir, por acción de la lluvia o del sol, hace que las hembras no se mueran, sino que perciban el peligro y se reproduzcan con el mecanismo que se llama partenogénesis (reproducción unisexual en el que las hembras originan descendencia sin fecundación por los machos). Entonces, en vez de eliminar la plaga, va a ser al revés. Cada vez vamos a tener mayor cantidad de hembras fértiles y mayor va a ser el ataque del rulo a futuro”, clarificó Sand.
Plantar árboles con flores
“Ahora está habiendo langostas en Andresito y San Pedro, y estoy viendo que el Gobierno autorizó el uso de cipermetrina. O sea, toda la poliítica y el conocimiento, entre comillas, nos lleva a que vayamos a las agropecuarias a comprar veneno. Todo es muerte y así no va. Hay que ir para el otro lado, darle más vida. Por eso tenemos que plantar árboles que tengan flores amarillas para que atraigan muchos insectos y ellos mismos se van a controlar”, pidió Hugo Sand durante la nota.
También agregó que “hay una estrategia para que el dinero del colono pase a las agropecuarias para que compren veneno, y el Gobierno nacional es socio con el 21% del IVA. Un negocio sobre las espaldas del colono. Todas las instituciones deberían salir con una nueva línea e ir hacia el control natural”.
“Sin controladores naturales, trabajamos mal”
Hugo Sand, con su impronta ambientalista, señaló durante la entrevista que existen varias estrategias para restaurar el equilibrio natural en los yerbales, y de esa forma generar mejores rindes.
“En la naturaleza están los alguaciles que se alimentan de los huevos o sea, perforan las hojas y sacan los huevos. En otros casos, los alguaciles se alimentan de los adultos y también hay hormigas que los combaten. Si desconocemos esto, aplicando insecticida también estamos matando a nuestros socios naturales que combaten la plaga”, enfatizó.
Con su característico rasgo proteccionista, Sand hizo hincapié en que “la sola aparición de una plaga es la evidencia de que estamos trabajando mal. Generalmente las recomendaciones de los organismos son matar a esa plaga, pero es como que vos querés matar al cartero porque te trae una carta que no te gusta. Generalmente se recomienda actuar sobre el agente patógeno (el insecto) y para eso hay que ir a la agropecuaria a comprar veneno y matar todo. Personalmente estoy totalmente en contra. Entonces, para no aplicar medidas que tomen demasiado tiempo tenemos que actuar sobre el ambiente. Si cosechamos en primavera van a proliferar los insectos, pero si adelantamos la época de cosecha, tendremos árboles dentro de los yerbales, que es donde viven los agentes controladores del rulo, y lo vamos a poder controlar. Es todo lo que hay que hacer”.
“Simplemente tenemos que adelantar la época de cosecha. Además debemos tener árboles dentro de los yerbales, porque los agentes biológicos controladores no viven en la yerba, pero van a la planta a alimentarse. Todos los que cosecharon a fines del invierno están bien. Pero hace poco estuvimos en una reunión convocada de urgencia, porque muchos estaban desesperados por el ataque. Los yerbales que tienen árboles o quienes iniciaron la cosecha en invierno no tuvieron rulo. El error fue humano. Si ahora le volvemos a poner más veneno, peor va a ser”, remarcó el ingeniero agrónomo.