Imagina que lo que más deseas en este mundo es una promoción en el trabajo.
Entonces decretas: “Lo quiero, lo tengo. Soy merecedora, tengo un currículum muy extenso. Ese ascenso y aumento de sueldo son para mí”. En ese momento empiezan a ocurrir cosas entre el pedido y su manifestación.
Y de pronto te echan del trabajo. Un colega con menos currículum que tú te serruchó el piso.
Piensas: “Ese astuto ambicioso me ha traicionado”, y te invade una oleada de energías negativas hacia esa persona. Cuando a mí me sucede algo así, digo: “¡Wow, el decreto está funcionando!”, porque si no fuese así, estaría todo igual sin moverse.
Ese “lo quiero, lo tengo” está llegando a mi vida. Te lo digo por experiencia propia. En vez de odiar a esa persona que según tú te ha traicionado, expresa: “Gracias, porque ahora sé que un trabajo del nivel y sueldo que merezco está en camino”.
Si te sostienes en esas vibraciones altas, obtendrás lo que quieres.
El trabajo de tus sueños te llegará en otro lugar, donde podrás empezar una carrera nueva.
Al aceptar esto, ¿qué es lo que has hecho? Has dado la libertad necesaria para atraer a ti eso que viene bajo la forma decidida por el campo de las infinitas posibilidades.
El electrón, al moverse y unirse a otros átomos genera lo que tú deseas, siempre y cuando le des libertad a las cosas, personas y sitios.
El ejemplo que te he dado resulta muy particular porque reúne los tres elementos.
Le das libertad a la persona que te serruchó el piso cuando dices: “Gracias a que apareció, puedo llegar al objeto de mi amor”.
También le das libertad al sitio al desapegarte de la empresa donde trabajabas. Puedes pensar: “Esta compañía no era el lugar donde iba a hacer una gran carrera. Agradezco lo que me ha dado y la dejo ir”.
Finalmente, le das libertad a las cosas; en este caso, el dinero que no has ganado. Sabes que algo mejor viene en camino.
Tienes dos opciones. O te apegas a las energías negativas o das la libertad necesaria para que las cosas sucedan. En la segunda opción, le das al objeto de tu amor el espacio que requiere para que pueda llegar a ti.
En cambio, lo peor que puedes hacer es empezar a manipular, controlar y crear historias por venganza y odio.
Si vas con el jefe y le dices: “Mira, ese al que escogiste en mi lugar te está robando y se la pasa haciendo tratos turbios a tus espaldas”, no das libertad a las personas. No das espacio al objeto de tu amor para que llegue hasta ti. Estás imprimiendo energía negativa en el lapso temporal entre el deseo y su manifestación.
Una vez que hayas iniciado un proceso creativo, acepta lo que suceda con alegría, fe, esperanza y gozo.
Debes saber que si las cosas se mueven, el objeto de tu amor ya está llegando. Esa es justamente la fuerza que lo atraerá a tu vida.
Así pues, cuando no suceda lo que quieres, o suceda lo contrario a lo que has pedido, dale libertad.