Mi querida maestra de Yoga acostumbraba a traer una pequeña lectura para el final de la clase, luego de la relajación y la breve meditación, como broche del maravilloso efecto de la práctica. Estimo que esa hermosa costumbre se puede mantener, teniendo siempre a mano la obra de un maestro expresada en sabios mensajes, como las reflexiones sobre la no violencia de Gandhi que hemos elegido para transcribir sintéticamente en estas vacaciones.
Refiriéndose al principio universal de ahimsa (no violencia), nuestro autor expresaba que es ley para nuestra especie humana, porque “en el hombre brutal todavía no se ha despertado el espíritu, ya que no conoce más ley que la fuerza física. La dignidad humana exige que el hombre se refiera a una ley superior que haga vibrar la fuerza del espíritu”… porque “no se puede ser genuinamente no violento y permanecer pasivo ante las injusticias sociales”. Ante esa realidad, manifestó su “firme certeza de que la ética constituye la base de todo y tiene como sustancia la verdad.”
Pero “resulta imposible identificarse con todo lo viviente sin una purificación personal. Si uno no es puro de corazón, nunca podrá realizar a Dios. Y dicha purificación, gracias a su virtud contagiosa, conduce a una purificación de todo lo que nos rodea”. Además, “considero que la no violencia no tiene nada de pasiva… es la potencialidad más activa del mundo… es la ley suprema”, porque “estoy íntimamente persuadido de que todos los días Dios se nos revela, pero cerramos los oídos para no escuchar esa vocecita calma; cerramos los ojos para no ver ante nosotros esa columna de luz”, ahora.
Asimismo, “los profetas y los avatares predicaron el valor de la ahimsa. Ninguno de ellos fue pregonero de la violencia… En cuanto animal, el hombre es violento; pero “apenas empieza a despertar al mensaje del espíritu que habita en él, le resulta imposible continuar siendo violento: o bien evoluciona en el sentido de la ahimsa, o camina hacia su destrucción. Por eso los profetas y los avatares exaltaron los méritos de la verdad, la armonía, la fraternidad, la justicia y otros muchos atributos de la ahimsa” que, como ya lo hicimos notar, es nuestro primer principio del Yoga. Namasté.