Los riesgos económicos del año que transitamos se asemejan a los del período anterior, pero bien podrían decantar en una crisis mucho peor que la que hemos visto y sufrido hasta ahora. Con los controles de precios potenciados, los acuerdos ya avanzados, el ajuste en proceso y la política económica ya expuesta, los resultados al cabo de este mes y medio invitan a pensar que la crisis se aceleró.
La inercia inflacionaria sigue más vigente que nunca y ya de entrada fijó un nivel muy por encima de cualquier expectativa. Ese 6% bien podría transformarse en lo normal condenando así a los salarios a un nuevo año de derrota contra la inflación.
El nuevo costo de la Canasta Básica Total (163.539 pesos) y la Alimentaria (72.043 pesos), dada a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), les ponen un nuevo piso a los ingresos familiares y cada vez son más las familias que, resignadas a caer en la pobreza, concentran sus esfuerzos para no ser parte de la enorme masa en indigencia.
El crecimiento del que nos hablan a diario los funcionarios nacionales no se traduce en beneficios cotidianos para los argentinos y, por el contrario, lo evidente es que la crisis se ensancha.