La comunidad educativa de la Escuela 633, en Campo Ramón, iniciará el ciclo lectivo 2023 con su edifico escolar a medio desmontar, ya no quedan ni el piso ni las ventanas de la cocina, apenas permanecen en pie las paredes de los sanitarios y en los próximos días también se quitarán las aberturas y pisos de las aulas.
La refacción integral del edificio aún no comenzó y, una vez que inicie la construcción, hay un plazo de ejecución (según indica el cartel de obra) de 365 días.
¿Dónde tendrán clases los cerca de 300 alumnos de esta escuela primaria? En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, su director, Marcelo Poje, indicó que las clases presenciales están garantizadas para todos los alumnos y tendrán lugar en un salón de usos múltiples de la misma escuela pero que está separado de su edificio.
“Adecuamos ese salón y lo dividimos en cinco salones, lógicamente esa cantidad de aulas no nos alcanza porque la escuela cuenta con 17 secciones. Por eso, trabajaremos este año en tres turnos que irán de 8 a 10.30, de 10.30 a 13.30 y de 13.30 a 16”, precisó.
En esa área también cuenta con dos pequeños sanitarios, uno con dos inodoros para nenas y otro con un inodoro y un mingitorio para los varones.
Horario reducido y refuerzo en casa
El director admitió que se reducirá drásticamente el tiempo del alumno en la escuela, pero aseguró que se organizarán para que también los niños puedan tener las áreas especiales como música, tecnología, educación física, huerta, cocina, inglés, portugués, entre otras.
“Para nosotros es muy importante sostener las clases presenciales porque perdimos mucho el vínculo con los alumnos y sus familias durante 2020, con las clases virtuales. A mi entender, fue un grave error que los alumnos pasen de grado… porque hasta mediados de 2021 seguíamos dando los contenidos prioritarios que los chicos no sabían del año anterior”, analizó.
Además, señaló que los alumnos también trabajarán con trabajos prácticos en sus casas y para eso cuentan con libros enviados por el Ministerio de Educación de la Nación. “Las dos horas y media que tendrán de clases presenciales deberemos reforzar con el trabajo en las casas”, indicó.
Poje contó que están en plena organización y armado de estas cuestiones junto al equipo docente: “Contamos con un número reducido de salones y tenemos que organizarnos para iniciar las clases en forma presencial y después ir acomodando si conseguimos uno o más containers de la Nación o de la Provincia”.
“Nuestro edificio no daba para más”
“Por supuesto que mientras dure la refacción general del edificio escolar no daremos clases en las mejores condiciones, pero esta obra es una necesidad que tenemos desde hace muchos años. Nuestra escuela tiene 95 años y la infraestructura no daba para más, hasta los caños eran todavía de plomo.
Hacíamos reparaciones todo el tiempo pero sólo tapábamos agujeros porque se necesitaba una refacción total, nuevas cañerías, techo, instalación eléctrica, pisos y aberturas”, destacó.
El docente explicó que tenía posibilidades de “mudar” la escuela temporalmente a Oberá, pero desistió de esa posibilidad porque “nuestros alumnos vienen de zonas aledañas a la escuela y no quisimos sumar el gasto de traslado a las familias”.
Equipo comprometido
El director destacó el compromiso de la mayoría de los docentes de la escuela. “Hay docentes muy comprometidos que hoy están limpiando, adecuando sus salones y preparando todo para el primer día de clases”, manifestó.
Avizoró que la obra durará más de un año “el proyecto no es sólo reparar un sanitario, esta es una obra de grandes dimensiones… ahora van a comenzar a sacar el techo de mampostería”.
“Necesitamos un container para la cocina”
La Escuela 633 es de jornada completa y, como tal, brindaba el desayuno, almuerzo y merienda a los alumnos cuya jornada escolar era desde las 8 hasta las 16.
“Con el equipo directivo estamos gestionando que nos traigan un container para poder utilizarlo como cocina, porque lógicamente necesitamos un espacio con condiciones de higiene para poder preparar el almuerzo para los alumnos.
Por ahora, lamentablemente, sólo podremos servir un desayuno y merienda reforzado, mate cocido o té con leche, galleta con dulce de membrillo… siempre dependiendo de los fondos que llegan para el comedor. Ahora nos depositaron recién la plata de noviembre del año pasado por lo que perdimos un montón frente a la inflación”, contó.
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La 633 recibe 270.000 pesos mensuales para el comedor, es decir 900 pesos por alumno para desayuno y almuerzo de todo el mes. “Si quedaba pan y dulce del desayuno, les dábamos merienda. Para nosotros es muy importante el servicio de comedor porque sabemos que para muchos de nuestros alumnos es el único plato de comida del día”, detalló.
La necesidad de un espacio
El director elevó el pedido del container ante las autoridades educativas, tanto al Consejo General de Educación como al Ministerio de Educación. “Necesitamos uno o dos containers para poder utilizarlos como aula y para la cocina”, remarcó.
Es que, según explicó, “para manipular alimentos, necesitamos un lugar higiénico… lógicamente, no podemos armar una cocina al aire libre, con la tierra y el polvo”.
Además, si bien cuentan con heladera y freezer, estos equipos debieron ponerse a resguardo cuando, el 11 de enero pasado, los obreros comenzaron a desmontar el edificio. “Hoy no tenemos un espacio para cocinar y esa es mi gran preocupación”, admitió Poje.