Ema Beatriz Romero de Flores (67) es integrante de la comparsa Imperial Samba Show, de la localidad de San Javier, desde 2001. Si bien no dejará de colaborar con la octacampeona provincial, este año anunció su despedida como bailarina, y lo hizo portando, orgullosa y emocionada, la bandera de Imperial, tanto en la fiesta local, como en los Carnavales Provinciales desarrollados en San Ignacio el pasado fin de semana.
Contó que el amor a Imperial nació justamente en 2001, cuando fueron a vivir a La Dulce, por razones laborales de su esposo, José Enrique Flores, quien falleció hace tres años. “El 6 de enero los Reyes Magos nos depositaron allá, y permanecimos hasta marzo de 2006, que es cuando lo volvieron a trasladar”, acotó. En un primer momento, debido al movimiento que se genera en torno a la fiesta carnestolenda, fueron sus hijos: José Luis y Juan Manuel, quienes formaron parte del equipo. Durante ese primer año, su esposo le había advertido: “A mí no me vengas a decir nada de ingresar a la comparsa” pero, al segundo año, “ya estábamos metidos los dos, ayudando, luego nos integraron a la comisión, y desde ahí comenzó nuestro amor a Imperial”.
Entre risas, recordó: “No sabía bordar una sola lentejuela, y en ese ambiente aprendí a hacerlo. Como me gustan las manualidades, a mi juego me llamaron. Durante un año estuve manejando los trajes de la batería junto a mi esposo. Eso implicaba entregar las telas, los diseños, las lentejuelas. Y cada vez nos fuimos metiendo más y más”.
“En el Cielo tenemos tres estrellas que nos guían: Doña Sofía de Rodríguez, creadora de Imperial; su hijo, Alberto Rodríguez, que armó los espaldares y la corona que nos representa, y José Enrique Flores”.
Relató que más adelante, con su amiga Miriam Seoane, de San Javier, “armamos una murga porque nos gustaba bailar y sentíamos que no lo podíamos hacer dentro del cosmódromo. Se unieron muchas mujeres y hombres. Más adelante, armamos el grupo de las bahianas. Eso implicaba que cada vez estuviéramos más metidos dentro de las actividades de la comparsa, y mi esposo tomando responsabilidades dentro de la comisión. En 2006, volvimos a Posadas, pero seguíamos colaborando porque nuestros hijos seguían en la batería. Luego, me alejé del baile, pero siempre dando una mano”.
Este año, Ema recibió el llamado de la esposa del presidente de la comisión, quien le comentó que “querían que fuera portabandera. Y ser portabandera de la comparsa que uno ama, es lo máximo”. Consultó con sus hijos: José Luis, Juan Manuel y María Verónica, quienes le manifestaron su apoyo y le dijeron: “Tenés que ir porque eso es lo que papá quería. Él siempre me decía tenés que terminar como portabandera por todo lo que haces. Dije, voy a cumplir un sueño y de acá me retiro como bailarina, aunque voy a seguir ayudando”.
“Cuando era chica hice danzas folclóricas con Alonso de Zambrano, que enseñaba en el Palacio del Mate. Iba a clases con mi hermana Silvia, a quien también animé a formar parte de las Bahianas, y la pude ver armando su casquete y demás accesorios”.
Y esa fue su despedida como portabandera, tanto en San Javier, como en el Carnaval Provincial de San Ignacio. “Ese momento para mí fue lo más emocionante, lo máximo. Volver al Provincial después de tantos años que no se pudo bailar, a raíz de la pandemia, y acordándome que Enrique siempre iba a mi lado, fue movilizador”, agregó, sin poder contener las lágrimas.
De tanto vincularse con el carnaval, Ema armó en el garage de su casa, una especie de sucursal. Es que en Posadas hay otras personas que bailan en la comparsa Imperial, que ya cuenta con 37 años de trayectoria de ritmo y color. “Formamos un lindo grupo y desde acá, vamos, ayudamos a armar los casquetes, los espaldares. Cuesta mucho juntar el dinero para emplear en cada una de estas cosas porque Misiones es una provincia donde para el carnaval no se recibe ayuda. Entonces todo cuesta, todo es a pulmón”, dijo quien para confeccionar su traje gastó cerca de 50 mil pesos. “Lo armé prácticamente sola porque la modista me hizo el vestido, pero lo armé con mi amigo y peluquero Rodrigo Villalba, que es el destaque masculino, a quien introduje a este mundo y tiene unos trajes espectaculares”.
El tema de la comparsa fue Identidad Misionera. En alusión, se confeccionó el carro de la Fiesta Nacional del Inmigrante, con un sol gigante y dos mujeres de distinta nacionalidad; el carro de la Fiesta Provincial de la Flor, y el carro de la Fiesta Nacional del Té. “Cada uno de esos carros tiene un costo superior a los cien mil pesos, que salen de la venta de empanadas, pastelitos, feria de ropas, y otras actividades que se realizan durante todo el año”, expresó, quien tiene el corazón en esta comparsa que cuenta con cerca de 150 integrantes entre batería y cuerpo de baile.
Esta gran familia que se constituyó en torno a Imperial Samba Show descansa durante la Semana Santa. Cuando apenas esta temporada termina, ya regresan con los preparativos. Se comienza de nuevo, buscando el nuevo tema, designando a quien se ocupará de los diseños del tema elegido, y también se empieza a trabajar con la venta de diversos alimentos a fin de recaudar fondos. En ocasiones, “llegamos a hacer hasta cien docenas de empanadas, colaborando a la par, hombres y mujeres. Y todo el año hay movimiento de este tipo”, señaló. Para abonar las deudas que genera todas estas actividades, cada una de las comparsas de San Javier dirige una cantina en la que se venden lanzanieves, comidas y bebidas, buscando recaudar. Además, este año, Imperial salió tercera en el Provincial, por lo que ese premio será de gran ayuda.
Comentó que para el vestido se utilizaron seis metros y medio de tela, cien piedras azules, 50 de color champagne y otras 50 doradas. También, “bolsas y bolsas de las piedras chicas, y un carretel de strass, que trae diez metros, y sale 2.500 pesos. Con mi traje representaba a los Saltos del Tabay, que es uno de los más conocidos de la provincia”.
“Para mí esto es hermoso, y me gusta bailar. Te olvidas de todo, disfrutas, vivís ese momento. Pero cuando se está en el sambódromo, son muchas horas de espera, hay que permanecer parados. Las dos primeras noches de baile con tacos, a la segunda semana, sólo con chatitas. Pero Imperial es una pasión, es una gran familia. Fuimos a ayudar al taller y podés apreciar a toda la familia ayudando. Son muchas cosas las que mueven a una comparsa. Mi nieta Lara (10) -hermana de Alvarito- quiere ingresar a la batería, quiere tocar el chiqui chiqui como su padre, Juan Manuel lo hacía anteriormente”, celebró.