Para la fiscal Correccional y de Menores 1, María Laura Álvarez, en función de subrogante en 2016 de la Fiscalía de Instrucción 6 de esta capital, Martín Fernando Monzón (39) debe ser juzgado por “homicidio agravado por el vínculo”, por atacar con un cuchillo de carnicero a Horacelia Génesis Marasca de 16 años, quitarle vida y descartar su cuerpo descuartizado en bolsas de basura en varios basureros y alcantarillas de Villa Cabello, durante la madrugada del 17 de agosto de 2015.
El auto de elevación acusatorio ante el Tribunal Penal 2 fue leído ayer en el inicio del debate oral y público por el femicidio de la adolescente, madre entonces de un bebé de siete meses. “Monzón no obró por error como indica la defensa (…). Utilizó ambas manos, un cuchillo y la supremacía de fuerza para lograr las lesiones y muerte (…). Monzón quiso ese resultado”, se resumió de la imputación de la fiscal Álvarez firmada un año después del inicio del expediente que encabezó el juez de Instrucción 6, Ricardo Walter Balor.
La primera audiencia (de ocho agendadas) tuvo comienzo a las 9 ante el tribunal de calle San Martín, presidido por el camarista César Antonio Yaya. Como vocales completan el tridente Gregorio Augusto Busse y Fernando Luis Verón (subrogante). La demora de una hora correspondió a una apelación realizada por el defensor del acusado, Miguel Ángel Varela, a las 4 de ayer y notificada de manera digital al Tribunal.

Un nuevo planteo de la defensa que no impidió, de todas maneras, el arranque de la etapa de producción de prueba, con la lectura de la elevación a juicio y la ratificación de Monzón de su coartada de una muerte accidental que emitió en indagatoria asesorado por su defensor ofical, hace siete años y ante el juez instructor Balor.
La lectura de la acusación duró 45 minutos y se dio lugar a los planteos preliminares de las partes. El fiscal del Tribunal Penal 2, Vladimir Glinka, no realizó ningún pedido o requirió medida. El defensor oficial 4, Miguel Varela, por el contrario, insistió con tres nulidades a los rechazos de citar a testigos al debate, tal el caso de una jueza de familia y dos defensoras del fuero.
Pero el principal planteo de nulidad y reconsideración fue contra la negativa a su intento que Monzón declare, ahora en juicio oral, bajo los efectos de la droga “pentotal sódico o suero de la verdad”. Esta medida ya fue denegada por el juez instructor de la causa y los escalones de alzada de apelación, que incluyó el Superior Tribunal de Justicia.

Por inadmisibles y extemporáneas, las solicitudes fueron rechazadas, tras un cuarto intermedio, por los integrantes del TP-2.
El debate continuó y el juez Yaya le cedió al acusado el derecho a declarar si lo deseaba. Monzón aceptó y se sentó frente al tribunal para completar sus datos identificatorios y de contexto, y solicitar que se lean sus declaraciones en instrucción del 28 de agosto de 2015 y del 14 de septiembre del año siguiente. Relató que en 2015 trabajaba como carpintero para los emprendimientos del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia y que habitaba con la menor el departamento 3 del edificio A de la chacra 150.
En ambas coartadas su descripción insiste en que Horacelia Génesis Marasca consumía marihuana y cocaína, que se la regalaba su hermano en la chacra 181; que era violenta y que mantenía relaciones sentimentales paralelas. “Ella tenía actitudes rebeldes. Aprovechaba que me iba a trabajar para encontrarse con otros hombres. Me decía que ella no estaba preparada para tener un hijo y se ensañaba conmigo. Salía con el bebé de madrugada y volvía sucia, se bañaba y dormía. Decía que a ella nadie la iba a atajar, a lo que yo respondía que saliera sola sin mi hijo”, resaltó en uno de los tramos de su testimonio en el expediente.
“Los últimos meses se tomaba el atrevimiento de traer a los hombres a casa. Una vez llegué a casa de mi trabajo, abrí la puerta y la veo que estaba con un amigo teniendo relaciones, y el chango con el bebé al lado de la cama. Se enojaba y rompía las cosas de la casa. Siempre alegaba que era yo el que ejercía violencia cuando ella hasta quiso echarme de la casa con un cuchillo y me tiró toda la ropa a la vereda. Me insultaba y me repetía cómo otros hombres eran mejores con ella en la cama”.
Sobre la noche del crimen, Monzón sostiene: “Estábamos en la plaza Sarmiento tomando tereré con ella y una amiga, y se levanta para ir a la casa porque se había trancado la bombilla. La fui a buscar porque se había ido con el bebé y la encontré en el Polivalente 8 charlando con el sereno que le había dado un paquete de regalo. Le pedí que volviéramos a casa y ella se enojó pero se fue a bañar. Ahí agarré el regalo que era ropa interior, pinturas y un perfume y se los llevé a devolver al sereno y decirle que no la vea más porque ella tenía pareja e hijo. Ella llegó detrás, no se bañó y apareció enojada. Volvimos y se vistió para salir. Yo le dije que no saliera y coloqué un sillón contra la puerta para que se quede. Ella comenzó a gritar y trajo un cuchillo con el mango blanco. Comenzamos un forcejeo y ella se lo clavó en el pecho; cayó al piso en la sala. Tuve miedo y me deshice del cuerpo, me bañé y cambié. Arrojé en cinco bolsas los restos y respondí a todos que ella se había ido sin decir dónde”.
El debate se reinició hoy a las 8.30 con los primeros testigos citados a declarar. Alegatos y sentencias podrían emitirse el 10 de marzo.