El inicio de clases desnuda uno de los dramas más latentes dentro del sistema escolar: aquellos niños que no pueden empezar la escuela porque tienen algún trastorno de aprendizaje o nivel de discapacidad, y no consiguen una maestra integradora que acompañe sus trayectorias escolares.
Los principales factores que desencadenan el problema son, en primer lugar, que a los profesionales (psicopedagogos, profesores en educación especial y acompañantes terapéuticos) no les conviene trabajar con obras sociales, ya que el pago es muy bajo y viene con meses de retraso; y segundo, que los papás buscan justamente contratar profesionales que sí trabajen con sus obras sociales ya que no pueden acceder a un profesional de forma particular.
Así se teje el drama que deja en la provincia a cientos de niños sin acceso al derecho de la educación, y donde se observa a decenas de papás y mamás pidiendo de forma desesperada maestras integradoras en los grupos de Facebook de cara al inicio de clases.
Una de ellas es Carina Álvarez, mamá de un niño de 9 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que hace cuatro años no va a la escuela porque necesita sí o sí acompañamiento. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Carina explicó: “Como padres estamos frustradísimos porque las obras sociales pagan muy tarde y los profesionales quieren tener su plata en el mes, lo que es entendible. Ahora estoy en búsqueda de una maestra integradora porque mi nene debería comenzar cuarto grado. Hace ya cuatro años mi hijo no está asistiendo a la escuela. En primer grado le tocó la pandemia, segundo grado virtual, tercer grado fue a una escuela especial pero en la cual había discapacidades muy fuertes para el nivel de discapacidad que él tiene”.
Es por eso que a Carina no le quedó más remedio que hacer una gráfica y difundirla en los grupos pidiendo urgente una maestra integradora para su hijo.
Si bien, tras su publicación, explicó que fueron muchos los profesionales que se comunicaron con ella, ninguno trabaja con obras sociales. A su vez, el monto para contratar una maestra de forma particular, según el precio que le pasaron, ronda los mil pesos por hora. Es decir, más de 90 mil pesos por mes un turno, un monto que se le hace imposible costear, ya que tiene otros dos niños en edad escolar.
Una situación similar le sucede a Lidia, mamá de una niña de cinco años que necesita acompañamiento para acceder a la escuela: “Es una impotencia. Sin maestra integradora ni si quiera por un día puede ingresar mi hija y ella es feliz en la escuela. Ha tenido maestras integradoras, pero duran un año y después se consiguen algún trabajo fijo y se les entiende. No sé qué hacer, porque a mi hija le hace bien la socialización con los compañeros. No pretendemos que ella haga algo que no pueda. Sabemos sus limitaciones, pero sí que por lo menos socialice con sus compañeros y que no esté encerrada en casa un día radiante de sol porque no tiene una maestra integradora que no sabemos de dónde sacar”.
Cabe destacar que en el país está vigente la Ley 26.378 que establece los derechos de las personas con discapacidad. Dicha Ley, en el artículo 24, reconoce el derecho a la educación de las personas con discapacidad y que “se faciliten medidas de apoyo personalizadas y efectivas en entornos que fomenten al máximo el desarrollo académico y social”.
A su turno, Eduardo Sisto, de la Fundación de Padres de Hijos con Autismo (Fapadhea), explicó a este Diario: “Vemos muchísimo esto de la búsqueda de maestras integradoras a esta altura del año. Es acá donde se hace el cuello de botella, donde aparece la necesidad”.
En ese marco recalcó que es el equipo terapéutico, que respalda el tratamiento del niño, el encargado de determinar si éste necesita o no el acompañamiento de una maestra integradora para acudir a clases; no los padres ni la escuela.
Se trata de una aclaración direccionada a que, según Sisto, son muchas las instituciones escolares o docentes que se toman esa atribución de solicitar maestras integradoras.
Sobre eso, “lo que deben entender es que hay que buscar lo mejor para el chico. Incluso hay familias que saben el diagnóstico y acuden calladitas, y van a tener problemas todo el año y verán cómo lo pilotean, esa es otra realidad cotidiana. Por eso siempre hay que pensar en el chico, no en la alegría de la escuela ni la de papá y mamá”, admitió.
La voz de los profesionales
Por otro lado, para conocer cuál es la perspectiva de los profesionales, este diario consultó a la psicopedagoga Jazmín Luciano Kinder, quien explicó:
“La situación es muy angustiante también para nosotros, porque una maestra integradora teniendo completos dos turnos gana 140 mil pesos aproximadamente al mes, siendo que la canasta de pobreza está por los 160 mil pesos para no ser pobre. Asimismo, de trabajar en marzo, esos 140 mil pesos recién se cobrarían en junio por el retraso con el que trabajan las obras sociales; entonces, ¿de qué nos sirve agarrar 2 o 3 casos si no vamos a llegar a fin de mes, ni este mes ni el que viene, porque vamos a cobrar recién en junio cuando la inflación esté ya muy por encima?”. Sin contar el hecho que deben pagar monotributo, rentas, un contador.
Es por eso que, según lo explicó, muchos colegas deciden agarrar una sola integración escolar y trabajar de otra cosa, admitió.
Por otra parte, esta postura fue sostenida por la presidenta del Colegio de Psicopedagogos, Laura Giménez, quien sostuvo: “Es una realidad. El Estado genera un presupuesto destinado a discapacidad y en estos últimos años hubo un gran recorte y, a la vez, una creciente demanda, entonces eso nunca se llega a cubrir”.
En sintonía con Kinder, Giménez señaló que la decisión de las psicopedagogas de no ejercer como maestras integradoras tiene que ver con el retraso en los pagos de las obras sociales (que van de tres meses a un año) y con no poder sostenerse económicamente.
A su vez, eso desnuda otro punto importante de la trama: que muchos papás ávidos de que sus hijos comiencen la escuela, acuden a estudiantes de psicopedagogía, algo “que no puede pasar dentro de la provincia, ya que deben tener un título y estar matriculados para ejercer”, finalizó Giménez.