El médico y doctor en pediatría Abel Albino, fundador de la Fundación Cooperadora de la Nutrición Infantil (CONIN) que este año cumple 30 años trabajando en la prevención y tratamiento de la desnutrición en el país, habló con FM 89.3 Santa María de Las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN, sobre el país actual y el que viene si Argentina no logra revertir la malnutrición de los más pequeños.
Usted habla de cinco pasos para lograr una gran nación…
Estos pasos sintetizan los objetivos de mi trabajo en estos 30 años del CONIN y más de 51 como médico. El primer paso tiene que ver con trabajar para prevenir la desnutrición, porque esta genera debilidad mental, la única provocada por el hombre pero que se puede prevenir y revertir. El segundo paso es entender que la principal riqueza de un país es su capital humano y, si está dañado, el país no tiene futuro. Es fundamental que los chicos se eduquen pero, para ello, necesitan ser protegidos desde el momento del embarazo, porque si la mamá es desnutrida, su niño será desnutrido y se mantiene el círculo de pobreza, miseria e incultura. Tenemos que combatir la pobreza, no a los pobres.
¿Cuáles son las consecuencias en el niño que sufre carencias nutricionales en su gestación y primeros años de vida?
El cerebro es el órgano que crece más rápido. Al nacer, el niño pesa entre 3 y 3,200 kilogramos y su cerebro 320 gramos; a los seis meses su cerebro ya pesa 640 gramos y al año 960 aproximadamente. Cuando llega a adulto, el cerebro pesa 1,200 kilogramos, es decir que después del año de vida el cerebro crece muy poco. Por eso, los primeros mil días del niño son tan importantes. Los niños necesitan para crecer un trago de leche de pecho y un beso: alimentación y estimulación frecuente.
La complejidad del problema nutricional de los niños argentinos incluye hoy no solo la desnutrición sino también el sobrepeso y obesidad. ¿Cómo es el abordaje del CONIN?
Tenemos 110 centros en el país y recuperamos 32.000 niños. En un hospital de Mendoza nos entregaron 2.500 chicos desnutridos severos, de los cuales podrían haber muerto el 28%, es decir 700 de esos chicos, pero se nos murió uno solo en 15 años. Esto nos anima a seguir trabajando. Con el camión del CONIN itinerante salimos a recorrer el país, y lo que estamos encontrando es un 70% de niños malnutridos de los cuales entre el 32 y 33% es por déficit, y entre el 27 a 28% por exceso de peso y obesidad. Y apenas un 30% de chicos normales o eutróficos.
Claramente, los niños obesos no comen mejor. Nadie en la pobreza come mejor y, en nuestro país, las familias gastan entre el 46 a 60% en alimentación, en detrimento de la vivienda, salud, educación, cultura. Cuando no alcanza el dinero para comer, se compran los alimentos a base de hidratos de carbono y se reducen las proteínas y grasas saludables. Esta es la razón por la que los chicos primero quedan con baja talla y después engordan. Nos damos cuenta de que no anda bien la cosa porque es malo el rendimiento escolar.
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Más del 50% de los chicos menores de 15 años en el país vive en hogares por debajo de la línea de pobreza. ¿Cree que el futuro de esos niños está marcado?
Esos niños no podrán educarse porque no tendrán ese cableado neurológico óptimo de 15.000 cables por neurona -teniendo cada persona entre 100.000 a 140.000 millones de neuronas- que le da a la persona la rapidez mental y la capacidad de relación, asociación y memoria. Ese chico que en lugar de 15.000 cables por neurona tiene 2.000, 3.000 o 4.000 cables, podrá aprender a sumar y restar, pero nunca a multiplicar o dividir, nunca entenderá el teorema de Pitágoras y jamás irá a la universidad. Y con él nos quedamos todos. Un gran país se hace con miles y miles de niños leyendo, pero para leer y escribir hay que tener cerebros. Debemos proteger estos cerebros si queremos una gran nación.
¿Por qué ya no se habla de índices de desnutrición en el país?
Porque no hay estadísticas. En cuanto los números no son buenos parece que los eliminamos. Pero claramente con el 50% de pobreza no estamos bien en la actualidad. Recuerdo que cuando me recibí de médico, en 1972, había un 5% de pobreza en nuestro país.