Los productores de biodiésel que proveen a las petroleras, para que éstas cumplan con el cupo de mezcla obligatoria con el gasoil, aseguran que la actividad dejó de ser rentable porque las empresas multinacionales que manejan el sector agroexportador le venden el aceite de soja a precios muy elevados, o directamente no les entregan la materia prima.
Por el contrario, el precio del biocombustible que aportan a las compañías petroleras está regulado por la Secretaría de Energía, a cargo de Flavia Royón, y actualmente quedó muy bajo.
Advierten que están en juego 2000 puestos de trabajo directo y 10 mil indirectos. En Argentina hay alrededor de 40 plantas de biodiésel (aceite de soja) y alrededor de 18 que hacen bioetanol (aceite de maíz). El reclamo lo está realizando la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (CEPREB).
El sector del biodiésel ya planteó reclamos cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, implementó el denominado dólar soja como incentivo para que los productores y las cerealeras vendan sus productos. Con la liquidación del dólar a $230 para los exportadores, el aceite de soja que las multinacionales le proveen a las plantas locales de biocombustible se fue por las nubes y elevó su precio de 850 a 1.100 dólares la tonelada.
Según referentes del sector, la crisis y la tensión son una secuela de los dólares que le faltan al Banco Central. La producción de biodiésel también sustituye importaciones de gasoil, y le ahorra divisas al Gobierno. En 2022 ya se vieron los camiones haciendo cola en los surtidores para comprar combustible en cupos de 20 litros por tanque. Además, cuenta el uso de energías limpias que significa el biodiésel y los puestos de trabajo que genera. Al mismo tiempo, la exportación de soja y sus derivados también suman dólares frescos al BCRA.