Toda experiencia buena o mala, alegre o dolorosa pasa y viene para enseñarnos en qué punto nos desconectamos de aquello más grande.
Algunas veces por exceso, otras por carencia cortamos el flujo con el origen mismo y nos sentimos únicos u olvidados, especiales o abandonados. No hay muchas combinaciones y siempre vienen con su contraparte. Exceso o deficiencia; por eso recuerda: nada es eterno, solo el alma es trascendente.
Todo pasa y esto también pasará. Entonces ten siempre a mano tus recordatorios: “Yo soy aquello, aquello soy yo”, y vuelve al origen.
Ten siempre presente: “Todos somos uno y no estoy separado del resto. Todos formamos parte”.
Todo pasa; el tema es a qué me sujeto cuando estoy desconectado.
¿De qué o de quién me agarro para no perderme? ¿Qué precios pago para ser amado? ¿Qué parte de mi alma entrego?
Tu alma es tu conciencia, es tu “yo soy”. Es tu todo sabio y nada ni nadie te puede volver a conectar con ella. Es un acto voluntario de amor hacia uno mismo, volver a sentir, aunque eso sea atravesar la propia oscuridad; aunque eso implique renunciar a creer que somos únicos y especiales.
Solo a través de un acto de discernimiento entre lo real y lo irreal podemos entrar nuevamente a lo profundo de nuestro interior donde se encuentra, a modo de revelación personal, el sendero a recorrer en nuestro camino de evolución que no es el mismo para todos.
Las personas somos iguales en un aspecto, pero diferentes en otros. Iguales pero cada uno con un camino diferente a recorrer y en ese transitar siempre nos encontramos, si nos abrimos y entregamos a la vida, con los pájaros del mismo plumaje, ya que ellos al igual que nosotros caminan o vuelan juntos.
Somos almas que venimos en grupos para adquirir experiencia y nos encontramos y reunimos para trabajarnos a través del otro.
Mira con respeto, aun a aquel que te trae algo que te enfada porque te está mostrando tus puntos no resueltos.
Mira al otro diferente con amor, porque te está mostrando la diversidad y la inclusión.
Mira al otro sin intención, cuando te sientas amenazado, porque nadie ni nada te puede amedrentar si observas sin involucrarte, y podrás descubrir que puedes mirar o hablar sin reaccionar.
“Las cosas externas no pueden modificar tu interno”. Mira todo tal y como es. Acepta la enseñanza con mente abierta.
¡Despierta!, y sigue.
Sigue adelante siempre con amor y gratitud.