El femicidio de la “niña atorranta”. Horacelia Génesis Marasca fue maltratada, apuntada como victimaria, considerada una mujer a los 13 años, vulnerable en la violencia, pobreza y el acecho de hombres mayores de edad, presuntamente conscientes de la ilegalidad de sus actos. Obligada a parir a los 14 años y obligada a pasar hambre y mendigar comida para ella y su bebé. Obligada a querer a golpes.
Durante siete jornadas de juicio oral, Horacelia fue señalada como la responsable de perder la vida a puñaladas, de haber muerto accidentalmente por caer sobre un cuchillo de carnicero de 30 centímetros que le abrió el corazón en dos. Por haber enfurecido a su pareja y que este “asustado” le rompiera la boca, haciéndole volar los dientes y que la golpeara hasta que perdiera el conocimiento y que, en el mismo estado de “emoción violenta”, decidiera desarticular su cuerpo, como quien deshuesa un pollo, y arrojar sus restos en bolsas de basuras en canaletas de desagües hacia el arroyo Mártires y el río Paraná en Villa Cabello durante la madrugada del lunes 17 de agosto de 2015.
Ayer a las 12.56, siete años y siete meses después del femicidio, a Horacelia de devolvieron la inocencia, le creyeron.
El fiscal Vladimir Glinka y el Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial coincidieron, y los jueces César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Fernando Luis Verón (por unanimidad) resolvieron que Martín Fernando Monzón (39) es culpable de matar a golpes y cuchillazos en el pecho a la adolescente de 16 años y lo sentenciaron a prisión perpetua como autor de “homicidio calificado por el vínculo” (artículo 80, inciso 1 del Código Penal Argentino).
La última audiencia, de alegatos y veredicto, se desplegó ayer desde las 9.10 en la sala de debates de calle San Martín de esta capital. El fiscal Glinka abrió su acusación con la advertencia que la defensa del acusado insistiría en beneficiar al acusado enmarcándolo como el autor de un delito violento pero menor al “homicidio calificado por el vínculo” que vislumbraba la prisión perpetua.
Apuntó que el defensor oficial 4, Miguel Varela, buscaría los atenuantes de “emoción violenta”, la “legítima defensa o el exceso en legítima defensa”. Su aclaración fue confirmada luego por Varela al insistir en estos puntos para solicitar la absolución o penas subsidiarias para el encartado.
Glinka fue directo: “Acá la víctima es una niña, si ella no moría estaríamos igual debatiendo un abuso sexual o corrupción de menores, como mínimo”.
“Cuando se inició la relación de Monzón con Horacelia, ella tenía 13 años y el 30. A los 14 quedó embarazada y después se la trató de la loca, falopera, que dejaba su bebé por cualquier lado para encontrarse con otros hombres”.
“¿Cómo debía reaccionar una niña de 14 años ante esta situación?”, reclamó el fiscal antes de detallar cómo murió la menor el domingo 16 de agosto de 2015 por la noche. “Horacelia se quería separar de Monzón y no sabía cómo. Se lo dijo a la madre, a las vecinas, a la madre de su amiga”.
“Ella y Monzón no eran una pareja y en ese contexto se produce el hecho. El 16 de agosto a las 4 de la tarde, Horacelia se va a la casa de su amiga a pedir comida y luego se encuentra con el sereno del Polivalente, un degenerado de 40 años que vino a declarar al debate temeroso porque intentó justificarse como amante y sabía que era una menor de edad de la que se aprovechó”.
“Horacelia quiso ir a bañarse a su casa para volver a la escuela con la ropa interior que le había regalado el sereno. Monzón encontró la caja con el regalo y se la fue a devolver a quien se la dio. Horacelia intentó evitarlo. Luego volvieron discutiendo a la casa y allí los vecinos oyeron los gritos y golpes”.
Resaltó que “el cuerpo de Horacelia no tenía ningún rastro de heridas defensivas, ni piel debajo de sus uñas se halló. Sin embargo tenía tres heridas de puñaladas en el pecho y golpes en la cabeza, lesiones vitales, cometidas cuando aún estaba viva. La boca destruida, lesiones cometidas con vida porque los gusanos actuaron rápidamente por el sangrado”.
“Monzón la mató cruelmente, era menor de edad y pensó que la madre no la iba a buscar. Primero probó con una puñalada a la altura del esternón con la víctima inconsciente por los golpes en la cabeza. No penetró y corrió el cuchillo de carnicero e ingresó hasta el saco pericardio, tocó el corazón. Corrió un poco más el arma y también de forma perpendicular penetró y destrozó el corazón, fue la herida letal”.
Para Glinka, Monzón actuó con alevosía y ese agravante del artículo 80 del Código Penal solicitó para la prisión perpetua, además de la relación de pareja o vínculo para calificar el femicidio.
Recalcó al respecto: “La descuartizó con la ropa puesta, antes la apuñaló inconsciente y mató. No hubo legítima defensa, ni exceso en legítima defensa, eso es absurdo, comprendió la criminalidad de sus actos. Le sacó la cabeza, brazos, piernas, pelvis y torso y todo eso lo hizo frente al bebé de siete meses, no existió emoción violenta”.
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La defensa
Para el defensor oficial, Monzón se drogaba “para relajarse de las acciones violentas de su pareja”. Contextualizó su alegato de manera similar a como litigó durante las seis audiencias previas.
Insistió en que “Horacelia en medio de la discusión en la casa tomó un cuchillo y Monzón que estaba en la sala no la vio venir desde la cocina, le lanzó el puntazo con intención de matarlo pero no lo logró y se produjo el forcejeo con el desenlace fatal”.
Fue enfático también: “Que no le crean a Monzón en este sistema de justicia me parece lógico, no hay pruebas, solo indicios”.
“Si Monzón no se defendía, hoy el fiscal iba a estar juzgando a Horacelia por homicidio”, afirmó segundos antes de solicitar la absolución del acusado por haber actuado en “legítima defensa” o subsidiariamente en “exceso de legítima defensa”. “Era la vida de él o de ella y la que violenta el vínculo fue Horacelia con sus infidelidades y con el cuchillo”. “También hubo emoción violenta”, cerró Varela.
Los fundamentos del fallo del TP-2 serán presentados el próximo miércoles 22 de marzo. Martín Monzón en tanto, seguirá alojado en la Unidad Penal 6 del SPP hasta que se defina su destino de condena.