Tras el fallo del Tribunal Penal 2, las voces que resumieron lo sucedido no correspondieron a familiares de las víctimas, tampoco a allegados, amigos o integrantes de alguna organización de lucha por los derechos de la mujer y contra las violencias que sufren a diario. Fueron el fiscal Vladimir Glinka y el presidente del TP-2, César Antonio Yaya, quienes dialogaron con PRIMERA EDICIÓN.
Desde su rol y responsabilidad, Glinka sostuvo: “Estoy muy satisfecho por el fallo del Tribunal. Si bien no coincidió con el agravante de emoción violenta, creo se respetó lo planteado por la Fiscalía. “Fue una condena ejemplar, con esto se demuestra que hay intención de resolver estos y todos los casos. No queremos que queden impunes”.
Aclaró que “Horacelia no había cumplido los 16 años cuando la mató Monzón. Era una niña en extrema vulnerabilidad que tuvo un derrotero entre malas decisiones y casi ninguna oportunidad. Se pudo demostrar que no fue una relación de pareja la que atravesó la víctima, lo que vimos durante el debate no se condice con ese tipo de consideración. Las reacciones de Horacelia correspondieron a una menor de 14 años cuando quedó embarazada de una persona que la duplicaba en edad”.
Fue aún más amplio: “Horacelia se lo dijo a Monzón y a otras personas que no estaba preparada para ser mamá”.
“Fue una chica que sufrió en ausencia de sus padres, de la familia, ausencia emocional, de contención. Horacelia siempre estuvo sola y buscó una persona mayor que también la dejó sola”.
Sobre el desarrollo de la causa y el debate tras poco más de siete años transcurridos, dijo: “La defensa ejerció su derecho con todas las garantías. Este juicio se realizó cuando estuvo en las condiciones necesarias, no hubo demora, fue mucho tiempo sí el que transcurrió”.
El contexto vulnerable de una niña también ocupó su síntesis: “A los 14 años es una niña, en el caso de Horacelia fue obligada a no comportarse como tal, a llevar una vida adulta sin estar protegida. Era una menor y la ley lo indica”.
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Y destacó el valor de los testigos en debate: “El barrio la vio a ella con un bebé a cuesta sufriendo hambre y violencia. Y muchos vecinos se solidarizaron. Como el caso de la señora que le regalaba hamburguesas para que comiera también su bebé (María Melgarejo) que cuando ella desapareció le increpó a Monzón como culpable, se dio cuenta, sabía de los antecedentes, mostró empatía”.
El juez César Yaya destacó a este Diario que la Justicia con la sociedad se mantiene en falta: “Pasó mucho tiempo del hecho que se juzgó y creo que todavía quedamos en deuda sobre la prontitud de los debates, por eso pedimos que los juicios se gestionen y realicen para que se esclarezca lo sucedido.
Aunque después se discuta si las penas son muy duras o blandas, es otra cuestión, la deuda es el tiempo con el que se llega debatir. No obstante, empezamos el año con uno de los expedientes considerados más importantes”.
Sobre la postura del abogado defensor de Martín Monzón en los alegatos y desarrollo del juicio, manifestó: “Deliberamos los atenuantes planteados, como el de legítima defensa, pero consideramos que debían ser rechazados. No fueron ameritados con suficiencia”.
Contextualizó respecto al mensaje a la sociedad del fallo: “La violencia está instalada en la vida diaria, cuando la persona es vulnerable la víctima es más evidente y en este caso mucho más porque no sólo era una mujer, también era menor, con datos objetivos que la hacían aún más vulnerable”.