El problema en ese entonces, hace precisamente un año, era angustiante y ameritó un anuncio presidencial. Medios nacionales e internacionales lo reflejaron. Los primeros casi socarronamente; los otros, intentando darle una impronta seria a una problemática que se abría paso en el mundo.
Pasó un año de aquel anuncio que le declaraba “guerra contra la inflación” … y las cosas están igual o incluso peor que entonces.
Aquella frase del presidente Alberto Fernández no representa hoy peligro de meme, simplemente porque el propio mandatario se encargó de sepultarla con otros actos y frases más insólitas, pero lo que no se puede soslayar es el enorme daño que la escalada de los precios generó en la sociedad desde entonces.
La famosa “guerra contra la inflación” es, a la luz de los datos duros de la realidad, una de muchas derrotas para el Gobierno, pero también un enorme drama para el pueblo.
El empleo de frases rotas, carentes de sustento por parte de la dirigencia debería tener castigo social por sus consecuencias en el terreno. Basta de “crecimiento invisible”, “brotes verdes”, “guerra contra la inflación” y tantos otros disparates.