Un joven fue condenado a 11 años de prisión tras admitir en un juicio abreviado ser el autor del crimen del menor Alexander “Pipo” Maldonado Gaona (15).
El homicidio, que conmocionó a gran parte de la comunidad de Puerto Libertad, fue perpetrado el lunes 1 de julio de 2019. El adolescente estuvo desaparecido cuatro días y su cuerpo fue hallado con dos disparos (el viernes 5 de ese mismo mes y año), en una zona de pinares y pequeños cauces del citado municipio. Nunca quedó en claro el móvil del hecho.
Finalmente, en las últimas horas el único detenido en la causa, Daniel De Jesús Villalba, alias “Dani” y de 22 años, reconoció la autoría y la materialidad del crimen, en presencia de su defensor y del fiscal del Tribunal Penal de Eldorado, Federico José Rodríguez, indicaron las fuentes.
El imputado desde el inicio de la investigación estuvo cercado por elementos de prueba, como ser el teléfono celular del adolescente, encontrado oculto en su domicilio y también por incurrir en algunas contradicciones a la hora de declarar ante la Policía. Al ser indagado por el juez instructor de Puerto Iguazú, Martín Brites, el imputado optó por el silencio.
Lo hallaron con Google
El martes 2 de julio de 2019, el padre de “Pipo” se dirigió a la comisaría de Puerto Libertad a denunciar la desaparición de su hijo. Luego saldría a la luz que el menor ya estaba muerto hacía 24 horas.
Con datos aportados por un lugareño, efectivos de la UR-V hallaron el cuerpo en una zona de pinares denominada paraje Nueva Libertad.
En base a las averiguaciones, el principal sospechoso era un joven de entonces 18 años, dado que había sido el último que vio con vida a la víctima.
Eran amigos y según su relato en sede policial, “Pipo” le dijo que no iba regresar y que tenía intenciones de ir a Colonia Mado sin que sus padres lo supieran. Más adelante se supo que era un dato para despistar a los investigadores.
También afirmó que horas antes, entre las 17.30 y las 18.30 de ese primer día de julio, fueron a probar un rifle de aire comprimido y por eso se reunieron. Eso se supo luego que era cierto.
En base a esas pesquisas el cerco comenzó a cerrarse contra el sospechoso. Justamente, el hermano de “Pipo”, estudiante de informática, comenzó a rastrear al teléfono y hasta se contactó con Google para establecer la ubicación del aparato. La señal indicaba que la última vez que estuvo activo fue en la zona cercana donde hallaron el cuerpo del adolescente y cerca de la vivienda del sospechoso. El imputado, el mismo día del crimen llevó a reparar un rifle “Rediarget” que luego terminó secuestrado por la Policía.
En la escena del asesinato hallaron 14 vainas servidas. La autopsia determinó que la víctima recibió dos disparos calibre 22. El que lo mató ingresó por un párpado en tanto que el segundo entró por el abdomen y se alojó en la columna. El acusado firmó el juicio abreviado con la condena de 11 años por el delito de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”.