El 4 de enero de 2021 fue la última vez que su padre vio con vida a Marcelo Antúnez Sequeira (33). Cuarenta días después lo hallaron muerto en un pozo en la chacra donde trabajaba. Había sido asesinado y, por ese hecho, quien era su patrón fue detenido como el autor del crimen. La causa ya está prácticamente cerrada y el hombre de 73 años irá a juicio.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, en el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, a cargo del magistrado Gerardo Casco, se encontraban en la etapa de clausura del expediente luego de que la Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores rechazara la oposición a la elevación a debate presentada por el defensor de Juan Grdeñ.
El hombre enfrenta la acusación de “homicidio simple”, que estipula entre 8 y 25 años de prisión, de ser hallado culpable. Actualmente, no se encuentra tras las rejas, puesto que le fue concedido el beneficio de la prisión domiciliaria por haber contraído COVID en el año 2021; además de padecer problemas coronarios.
Respecto al homicidio que se le atribuye, se estima que ocurrió el mismo día que Antúnez Sequeira fue a trabajar a la chacra. La relación laboral entre ambos no era buena, pero la última vez habían tenido diferencias, puesto que Grdeñ lo había acusado de sustrarle dos garrafas y una cortadora de pasto. En tanto él le dijo que le iba iniciar una demanda laboral, según relató en su oportunidad la familia de la víctima.
Luego de, supuestamente, volver al diálogo, el patrón le dijo que lo esperaba el 4 de enero para que trabajara en la excavación de pozos de agua en la chacra de su yerno, ubicada en Picada El Progreso, a unos 30 kilómetros de la zona urbana de San Vicente; se presume que fue para emboscarlo.
Marcelo no regresó. Pasaron los días y sus familiares preguntaron a Grdeñ qué había ocurrido con él, momento en el que negó que le hubiera ofrecido trabajo.
Efectivos de la Unidad Regional VIII iniciaron amplios rastrillajes sin que pudieran hallarlo. Tras 40 días de búsqueda, precisamente el 13 de febrero, se valieron del dato aportado por el padre acerca del trabajo en un pozo que le había comentado su hijo. La hipótesis era que podía haberse caído en él, pero contrastaba con la negación de Grdeñ de haberle encargado la tarea.
Finalmente, con una orden de allanamiento, ingresaron a la chacra del familiar de Grdeñ. Luego de recorrerla, los policías notaron un olor nauseabundo en un radio de 100 metros. Siguieron hasta llegar a un pozo que estaba lleno de troncos y piedras. De ahí provenía el olor. Con ayuda de personal especial, la policía comenzó a extraer lo que había allí; hasta que, a unos 30 metros, divisaron una mano. El cadáver estaba desfigurado por golpes en el cráneo y el rostro. El patrón fue detenido como el principal sospechoso luego de que en su vivienda encontraran objetos de la víctima. Días después, la autopsia confirmó que, cuando fue arrojado allí, ya se encontraba sin vida.