A cupo lleno casi todo el año funciona en el Hospital Materno de Posadas un espacio reservado exclusivamente para las mamás que tienen sus bebés en neonatología: la Residencia de Madres. Es para aquellas mujeres que no poseen familiares en la capital, o un espacio donde quedarse.
Se trata de un sitio donde se encuentran madres de todas las edades y procedencias, y que comparten algo en común: la difícil espera por la recuperación de sus hijos.
La misma es dificultosa ya que, muchas veces, se trata de una espera marcada por la depresión posparto, por la preocupación por tener a sus demás hijos lejos, por estar solas en Posadas y debido a la recuperación de sus bebés. Así lo narró la responsable de la Residencia de madres, Rosaura Semczuk, a PRIMERA EDICIÓN.
“Vienen las mamás en situación de vulnerabilidad, que no solo está marcada por lo socioeconómico, sino por la necesidad de mantener ese vínculo madre e hijo para la recuperación del bebé prematuro”, explicó Rosaura. En ese punto, aclaró que la ocupación es casi completa todo el año, a pesar de que en diciembre del año pasado se haya inaugurado una segunda residencia en Eldorado, debido a que “hay una gran necesidad de asistencia social y en el mantenimiento del vínculo madre e hijo”, afirmó.

Es así que todas las mamás que habitan momentáneamente la residencia, todos los días acuden a neonatología y están contacto con sus bebés, que están en incubadoras recobrando peso y fuerzas para finalmente irse a sus casas. Luego vuelven a la residencia, comen, reciben atención psicológica, capacitación en lactancia materna y comparten sus historias, las de sus familias y la de su estadía en el albergue.
“El promedio de tiempo que pasan tiene que ver con el tiempo que requiera la recuperación de su bebé. Hay niños que nacen de 24 semanas y tienen que llegar a un peso determinado para ser dados de alta, otros que pasan de 2 a 8 meses en recuperación. Incluso tuvimos un bebé que cumplió un añito en neonatología y su mamá en la residencia”, señaló.
Asimismo, en todos los casos, las mamás se quedan solas en el lugar. Únicamente, por dos motivos, la institución permite la estadía de un acompañante: si hay otro hijo pequeño o lactante que necesita de su mamá, o si la mujer está pasando por una depresión posparto, algo muy frecuente en la residencia, según Marisol González, jefa del Servicio de la Residencia de Madres. Ese es el caso de Mónica, que está en la residencia hace unos cuatro meses, acompañada de su hija, que se encarga de cuidarla.
Como lo narró la mamá eldoradense de siete hijos, su bebé nació con 1,200 kilogramos. “Al comienzo fue muy feo, yo estaba muy mal, pero ahora estoy mejor. Mi hija vino a cuidarme, me da la medicación, me hace compañía y acá son muy buenos”, explicó. A su vez, narró que sigue manteniendo contacto diario con sus demás hijos por teléfono.
“A veces llegan con lo puesto”
En cuanto al proceso de admisión, está marcado por la necesidad del bebé, primero, y por una evaluación del servicio social del Hospital. Es así que la residencia recibe a mamás de toda la provincia e incluso de Paraguay.
En ese marco, son frecuentes los casos en los que las mujeres “llegan con lo puesto y les toca parir de urgencia”, explicó Rosaura.
Es por eso que están abiertos a donaciones de ropa, productos de higiene personal o alimentos, que puedan realizar personas o empresas. En ese caso, debe realizarse directamente en la Residencia dentro del Hospital Materno.