La sequía se erige hoy como uno de los factores determinantes para explicar el magro resultado que dejan las cosechas de las que se sirve la economía argentina para fortalecer su base de reservas. Más allá de la mala praxis político-administrativa, el clima viene jugando fuertemente en contra de las aspiraciones y las posibilidades de un país que esperaba mejores rindes del campo.
En ese sentido, queda claro que los grandes productores globales (China, Estados Unidos, etc.) son altamente responsables de los procesos de recalentamiento global y los cambios en los ciclos de las precipitaciones y que mientras no hagan algo al respecto las chances de torcer el rumbo de la crisis climática son bajas. Pero también es evidente que cada Estado puede hacer su parte para equilibrar las cosas y Argentina tiene mucho por desarrollar.
A propósito, Leandro Díaz -doctor e investigador del CONICET en el Centro de Investigación del Mar y la Atmósfera (CIMA) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA)-, el consultor Enrique Maurtua Konstantinidis y Nicole Becker, cofundadora de Jóvenes por el Clima, lanzaron las siguientes propuestas: mejorar los sistemas de alerta temprana para poder predecir fenómenos extremos, conservar los humedales y los bosques, aumentar los espacios verdes de las ciudades, construir viviendas bien aisladas, bien ventiladas, bien diseñadas y bien orientadas, impulsar las energías limpias, mejorar la atención a las personas mayores y la capacidad en los centros de atención sanitaria frente a los problemas asociados con estos eventos climáticos, ayudar a las poblaciones vulnerables ante olas de calor, identificar y preparar las zonas potencialmente inundables para proteger a la población vulnerable, adoptar mejores sistemas de prevención de incendios y planificar obras que permitan adecuar todo tipo de infraestructura.
El desafío es a todas luces colosal y depende de acuerdos a gran escala, pero son cosas que aún están en nuestras manos y son necesarias teniendo en cuenta que Argentina es uno de los veinte países con mayores emisiones de dióxido de carbono del mundo.