En el ser humano común, la mente viaja incansablemente hacia el pasado y hacia el futuro… no puede quedarse quieta.
El entrenamiento espiritual correcto no consiste solamente en adiestrarla y domesticarla a través de la atención y la meditación profunda, sino también en liberar al corazón de todas sus necesidades, dándole el amor que no recibió de niño y aún sigue necesitando.
Todos los deseos humanos surgen de un estado de carencia. El deseo por obtener más dinero, pareja, bienes materiales, éxito profesional, viajar por el mundo y la obsesión por “asegurar el futuro”, surgen por la incapacidad de las personas de conectar con el radiante amor de su corazón Aquí y Ahora.
Cuando a través de amarte tal cual eres día y noche, amigarte con tus errores, amar y bendecir tu oscuridad, sentir y aceptar tu dolor sin resistencias, sanas y fortaleces la conexión con tu corazón. Te elevas a tal punto que comprendes que tú eres la felicidad y, por lo tanto, no necesitas nada ni a nadie para ser feliz, como así tampoco llegar a ningún lado. Entonces, el futuro se evapora de tu mente y el pasado desaparece de la memoria como si nunca hubiera sucedido. Uno puede usar la mente para recordar quién era en aquellos tiempos de desconexión y somnolencia, pero la mente no queda atrapada en ninguna circunstancia, persona o experiencia pasada. Aquel que ha despertado de la matrix, ve al futuro tan sólo como una palabra que el mundo entero ama o teme.
El futuro, con todas sus promesas y temores, no es más que un escurridizo pensamiento. Como nada se necesita, nada se teme; y como nada se teme, se vive completamente en la perfección del momento presente. Esto es porque, cuando la autoestima está sana, pasado y futuro no existen.
Sólo puedes encontrar la paz del Ser y acceder a la dimensión espiritual si sanas tu corazón. Entonces, la mente volverá a ser súbdita del espíritu y el corazón comandará tu vida a través de seguir y escuchar la sagrada intuición del alma
Que el Sagrado Sol siempre ilumine tus pasos.