Kädi Koppel (21) y Margot Portier (19) son dos jóvenes europeas quienes, gracias a la Fundación YFU, con más de 30 años de experiencia en Intercambios Estudiantiles Culturales, llegaron hasta la Tierra Colorada para realizar tareas de voluntariado.
Margot llegó a Posadas a principio de año y se encuentra trabajando con distintas actividades solidarias en un comedor, con un club de abuelos y en un taller de teatro comunitario, todos en Posadas, de la mano de la Asociación Civil Preservar Nuestros Orígenes.
“Soy de Bélgica y me gusta el arte, la literatura y las ciencias. Elegí Argentina porque quiero aprender español y me gustan los trabajos relacionados con el arte y la cultura”, expresó.
En Misiones encontró mucho cariño de las personas que comparten su día a día. “Creo que Argentina es muy diferente a Bélgica, pero el cariño que tengo acá es igual al que recibo de mis amigas. Eso no es muy diferente”, apreció.
Contó que, antes de venir a la Argentina, vivió dos años en África (donde realizó voluntariados en tres países distintos) y que no descarta seguir viajando por el mundo bajo esta modalidad.
“Mi familia viaja mucho: mis padres son ingenieros agrónomos y están trabajando para ayudar a la gente en África y proteger a los animales”, detalló.
Con respecto al futuro, Margot dijo que “no le gusta vivir en un mismo país por muchos años”. “Después de cinco años necesito moverme, conocer otros lugares y seguir viajando por el mundo”, apuntó.
De igual manera, Kädi Koppel llegó desde Estonia en septiembre del año pasado (primero a Paraguay donde estuvo cuatro meses, luego en enero fue a Buenos Aires y finalmente llegó a Misiones).
“Estoy haciendo mi pasantía en YFU. Soy de Estonia: un país báltico chiquitito, al lado de Finlandia. En el 2020 fui a Uruguay como estudiante de intercambio. Después, cuando terminé el colegio, quería hacer algo de voluntariado y volver a Sudamérica”, señaló.
La joven reveló que Argentina la recibió muy bien y que le gustó mucho su trabajo en la organización con la cual estuvo trabajando.
“El europeo del norte y el del este son más cerrados, no hablan tanto, y siempre tiene mucha gente alrededor; pero acá se conocen todos y me encanta que sean muy cariñosos. Siempre demuestran mucho y son muy hospitalarios. No te conocen muy bien y te dicen vení, hoy hacemos asado o te invitan mate”, destacó.
Dijo que le gustan mucho las infusiones con yerba mate y que aprendió a tomarla de distintas maneras. “Tomo mate, tereré y mate cocido, como hacen en Paraguay, porque acá lo toman en saquito y allá lo preparan diferente con azúcar caramelizada. Todo depende del clima, porque mate no puedo tomar con 40°C”.
Observó, además, que el clima de Estonia es muy diferente y que como mucho llegan a los 25°C cuando hace calor. Otra cuestión que resaltó del país es que “hay mucha diversidad”. “Lamentablemente, durante dos meses no tuve tiempo de viajar mucho. Fui a Mendoza y a Moreno en Buenos Aires, y noté que el país es muy distinto en todas partes: hay una cordillera, nieve y mucha diversidad en la naturaleza. En algunas partes es parecida a Europa”, consideró.
Además, añadió que “en Buenos Aires la mentalidad es como la del europeo: hay mucha libertad y me llamó mucho la atención cómo se mezcla Europa con Sudamérica”.
A futuro, Kädi no descarta volver a la Argentina y reveló que buscará hacer un intercambio durante su carrera universitaria.
“Ahora voy a volver a Estonia para juntar la plata y volver a viajar. Voy a estudiar Economía y me gustaría volver nuevamente a este país. También quiero estudiar español, porque nunca lo hice”, afirmó.
Entendimiento intercultural
Los programas de intercambio estudiantil existen hace más de medio siglo, y una de las organizaciones pioneras fue Youth For Understanding (YFU). La red mundial de YFU, conformada por Organizaciones Miembros localizadas en más de 50 países, coincide en que la inmersión cultural integral es el medio más efectivo para adquirir las aptitudes necesarias para prosperar en una sociedad mundial cada vez más multicultural, interconectada y competitiva. El intercambio estudiantil consiste en mudarse a un país extranjero, convivir con una familia anfitriona voluntaria, es decir, sin remuneración, y asistir al colegio secundario durante un periodo determinado. Esta rutina diaria en el extranjero permite al estudiante adentrarse en una cultura diferente y aprender, incluso, su idioma.