La Escuela Secundaria de Innovación Misiones llegó para ser una formadora de estudiantes en los conocimientos de esta época y para el nuevo mercado laboral que ya se abre camino. Es un bachillerato orientado en informática con especialidad en robótica, que como materia en su quinto año tiene incorporada la inteligencia artificial, tan hablada y debatida en este último tiempo.
“El año pasado fue la primera promoción y en quinto año, que fue el primer quinto año, nosotros antes de todos estos debates ya teníamos inteligencia artificial como espacio curricular”, dijo a PRIMERA EDICIÓN, Ramiro Aranda, director de esta secundaria.
Explicó además que esta materia se trabaja de manera articulada con filosofía, abordando el ser y la ética.
“Había una inteligencia artificial creada por una compañía muy importante y uno de los creadores dijo el año pasado que esta inteligencia artificial le manifestaba que tenía miedo de morir. Entonces son cosas que tenemos que debatirlas también filosóficamente”.
Así, el educador comentó que el año pasado se estuvieron capacitando sobre inteligencia artificial y ya hablaban sobre el ChatGPT, con Alejandro Piscitelli, filósofo, especializado en nuevos medios.
“Lo tomamos en ese sentido de manera más natural, pero por supuesto que presenta un montón de desafíos, sobre todo para la educación más tradicional. Pero si pretendemos que la sociedad avance, va a haber nuevos desafíos y tenemos que estar a la altura”, sostuvo.
Temor recurrente
Consultado acerca de los impactos negativos que pudiera llegar a tener en la educación una inteligencia artificial como el ChatGPT, consideró que se trata de “un planteo recurrente ante cualquier avance o ante cualquier herramienta nueva que surja”.
“Creo que la respuesta a eso está en la educación disruptiva, trabajamos con la Cultura Maker. Si un docente se va a centrar en que su trabajo va a ser solamente monografías durante todo el año, qué aburrido, porque con la cantidad de cosas que tenemos hoy y que sirven para aprender, es insólito pensar esa educación tan tradicional, tan cerrada”.
Importancia de las materias básicas
El año pasado egresaron los primeros 30 chicos del quinto año de la Escuela de Innovación y este año ya tienen unos 300 estudiantes, número que con el correr del tiempo seguramente se irá acrecentando.
Pero a diferencia de lo que se puede llegar a pensar: que los chicos están inmersos en las tecnologías y dispositivos, Aranda aclaró que no es así y que los estudiantes usan carpetas y toman nota como cualquier otro.
“Los chicos ocupan todo. A veces se escuchaba que no tenían carpeta pero sí la tienen porque escriben, es importante la lectoescritura porque no hay innovación sin lengua y matemática, es una frase que me dijeron y me quedó para siempre. Hay que saber leer, escribir, multiplicar, sumar, restar para poder seguir con el resto”, destacó.
“Trabajamos mucho el modelo Steam y lo que es la Cultura Maker, entonces trabajamos mucho con las manos, con ir a trabajar en la huerta, en la tierra, de hacer maquetas, prototipados. Siempre aclaro, no somos una escuela de innovación tecnológica, porque la escuela de innovación tecnológica es como que van a estar todo el día en la computadora. Y el cerebro tiene múltiples músculos y nosotros trabajamos las múltiples las inteligencias, y esto hace que ellos desarrollen actividades físicas, actividades artísticas y a su vez física, matemática, lengua, inglés, esas materias interdisciplinarias con módulos de aprendizaje integrado”, cerró el profesional.
Preparados para hacer
En cuanto al trabajo con la cultura maker sostuvo que uno puede “buscar cualquier información, pero después tenés que poder experimentar, poder realizar un prototipado, y no me quedo solamente en la robótica, sino hacer una huerta. Vos te podés bajar y preguntar al ChatGPT, cuál es la mejor forma de mantener un cultivo de hidroponía, pero tenés que hacerlo, ver qué materiales vas a trabajar. Nosotros tenemos que estar preparados para eso, para el hacer”.
Sin embargo, hizo hincapié en la responsabilidad que conlleva el uso de este tipo de inteligencia y lo comparó con las redes sociales.
“Me parece que entre más se desarrolla y se investiga, hay mayor responsabilidad y por eso también no tenemos que rechazar, porque sino otro se hace cargo. En cambio, si sabemos que esto es lo que está pasando y lo que hay que hacer, podemos formar parte. Nosotros por lo menos cumplimos nuestra parte de incorporarla a la currícula, debatirla y trabajarla, y poder decir que acá tenemos jóvenes que están saliendo de la escuela entendiendo esta herramienta. No es algo de lo que tenemos que escondernos, sino que tenemos que apropiarnos y utilizarlo siempre de manera ética y responsable como con cualquier otra herramienta que existe hoy o como con cualquier tecnología”.