La Iglesia San Jorge, de Cerro Azul, celebró una vez más la tradicional Fiesta Patronal el pasado domingo 23. Una multitud, entre feligreses de la comunidad religiosa local, como de numerosas localidades de la provincia se encontraron en el predio para participar de la Divina Liturgia, almuerzo, baile y sorteos, organizados por la actual comisión que preside Mario Zmiak.
El templo se destaca por su arquitectura y ubicación. Emplazado a la vera de la Ruta Nacional 14 representa un atractivo en sí mismo. Fundada por inmigrantes ucranianos como centro de encuentro para compartir la fe y recordar las tierras que dejaron, los ritos y costumbres fueron pasando de generación en generación para constituirse en la actualidad en una de las iglesias emblemáticas de la provincia.
Para los feligreses la protección del Santo Patrono fue manifiesta con el transcurrir de los años y ante las diversas vicisitudes, incluso el principio de incendio que afectó al templo en el 2006.
La celebración en el día del Santo Patrono representa una de las festividades más importantes por la que se trabaja con mucha anticipación. “Es una fiesta muy tradicional aquí en la zona, porque la comunidad ucraniana de Picada Belgrano es una de las primeras. Hay mucha historia, muchas familias, mucho sentimiento y es un día de fiesta. Es interesante como personas de distintos lugares de la provincia y de otros lugares del país, se acercan por la estima, la vinculación que tienen con el templo y se congregan para venerar el lugar donde sus abuelos los hicieron creer. Es como volver a la fuente para muchos”, explicó el sacerdote Marcelo Klekailo, párroco oriundo de Apóstoles, actual administrador religioso de la Iglesia San Jorge.
La belleza del templo, con las gigantes esculturas que lucen al frente, resultan un imán para las miradas de todas las personas que circulan por la ruta, así pasen una y otra vez. “Es un ícono de la tradición religiosa que han traído los ucranianos hace más de cien años a estas tierras. Porque los ucranianos supieron mantener su religiosidad en el rito bizantino y este templo, emplazado aquí para nosotros es un orgullo. Todo el que cruza puede ver que aquí se sigue cultivando la religión a quince mil kilómetros de distancia, pero está tan vivo cómo cuando llegaron los inmigrantes” señaló el sacerdote.
“La fuerza de la tradición, nos permite ver a los abuelos, con sus hijos y nietos, que se han empapado de todo esto. No solo de lo religioso, sino también lo cultural. Siguen trabajando en la elaboración de comidas, el embellecimiento del predio, es esperanzador saber que la cadena no se termina aquí, sino que se va fortaleciendo”, afirmó.
Los pioneros
El recuerdo de los inmigrantes, primeros pobladores de la región, está intacto en las tradiciones. Emergen como raíces poderosas, que siguen dando sus frutos, manteniendo la rica herencia de quienes persiguieron sueños. Don Demetrio Houchuk, es hijo de una inmigrante ucraniana, que llegó a estas tierras a los tres años de edad. Su padre, era descendiente, por lo que ambos eran parte de esa nutrida corriente inmigratoria que se radicó en la zona.
Como una de las figuras respetadas, con la solvencia de la historia, recuerda que la Iglesia era el lugar de encuentro, donde crecían y compartían con los hijos de otros colonos ucranianos. Fue uno de los que trabajó para la construcción del templo actual. “íbamos a Posadas a cargar la arena desde el puerto viejo, con palas, doscientas paladas representaban un metro, yo tenía 18 años. Papá nos mandaba a mí y a mi hermano. La cúpula se hizo en cuatro partes, a unos diez kilómetros de acá, así que hicimos cuatro viajes para traerla, porque teníamos un camión chico y no entraba todo de una vez. Para alzar también fue todo un esfuerzo, fue increíble. La cruz fue fabricada por mi primo Demetrio Atamañuk. Mis padres siempre colaboraron y nos transmitieron a nosotros la devoción. La gente siempre fue unida y colaboradora”, relató a Ko’ ape.
La belleza del templo, con las gigantes esculturas que lucen al frente, resulta un imán para las miradas de todas las personas que circulan por la ruta nacional 14, así pasen una y otra vez.
“Antes, la fiesta de San Jorge se hacía en el día del Santo. También para Navidad recorríamos las casas caminando para cantar los villancicos. Me acuerdo que otros dos amigos, en dos días hicimos 94 casas y la gente nos esperaba y recibía con alegría. Era otra vida, había mucha juventud, en cada chacra había tres o cuatros jóvenes, así que nos reuníamos en la Iglesia. También en Pascua era tradicional juntarnos y hacer rondas alrededor de la Iglesia”, rememoró Houchuk.
La Comisión
Mario Zmiak es el actual presidente, aunque a la responsabilidad la asumió hace bastante tiempo. Con un andar firme, sin dejar de sonreír, acompañado por Marta, su esposa, y las familias del grupo de trabajo conjuga el compromiso de la comunidad y la alegría del servicio. “Estamos muy contentos por la cantidad de gente que nos acompañó. Valió la pena el esfuerzo y estamos muy agradecidos por la colaboración de la gente siempre con la Parroquia. Tenemos un lindo grupo de trabajo y estos encuentros motivan y dan fuerzas para seguir trabajando”, expresó.
“Es un placer compartir siempre, como descendientes de inmigrantes europeos, tenemos algo que nos une. Además, estamos con gente trabajadora, cálida. Compartir con ellos en estos tiempos difíciles, ver cómo nos dan el ejemplo de respetar valores, es gratificante. Son amigos y debemos estar con los amigos en los buenos y malos momentos”, agregó Gaspar Dudek, el actual jefe comunal de Cerro Azul. “Tenemos que aprender como los jóvenes se nutren del ejemplo de los mayores”, añadió.