Hoy hace exactamente 40 años, Carlos Salvador Bilardo debutaba como entrenador de la Selección Argentina de fútbol. Fue un 12 de mayo de 1983 en un amistoso ante Chile, del otro lado de la Cordillera de Los Andes, que finalizó 2 a 2 con goles de Ricardo Gareca y el Norberto “Beto” Alonso, quien además falló un penal. A partir de ese momento, el “Narigón” marcaría un antes y un después en la historia de la Albiceleste.
Aquel equipo formó con Ubaldo Fillol; Carlos Alberto Arregui, Oscar Ruggeri, Enzo Trossero, Julio Olarticoechea; Ricardo Giusti, Claudio Marangoni, Norberto Alonso, Jorge Burruchaga; Gabriel Calderón y Ricardo Gareca; además ingresaron Alejandro Sabella y V. R. Ramos. Al término del encuentro, el entrenador declaró en el campo de juego: “Es el comienzo de un ciclo. No hay amistosos, hay que ganar siempre. Nunca es un partido más para mí”
Su primer partido oficial llegó unos meses después: el 10 de agosto de 1983, cuando empató 2-2 ante Ecuador, en Quito, en la apertura de la Copa América. Jorge Burruchaga anotó los 2 goles argentinos.
Bilardo firmó contrato para hacerse cargo del elenco nacional el 24 de febrero de ese mismo año, producto de la gran campaña realizada con Estudiantes de La Plata. Julio Grondona volcó toda su confianza en él para reemplazar el exitoso ciclo de César Luis Menotti, y si bien su ciclo tambaleó cuando la Argentina estuvo muy cerca de no clasificar al Mundial de México 1986, finalmente el combinado no sólo sacó boleto a la cita máxima sino que además volvió del suelo azteca con la segunda Copa del Mundo para las vitrinas de Viamonte 1366.
No solo eso, cuatro años más tarde el Doctor, como también se lo llamaba por su profesión (era ginecólogo), estuvo cerca de repetir la proeza en Italia ’90, pero se quedó a las puertas de un nuevo título mundial al caer en la final ante Alemania Federal por 1 a 0.
Su llegada a la Selección
Bilardo dio sus primeros pasos como DT en Estudiantes de La Plata con buenas campañas. Tomó las riendas del equipo en 1971 para salvarlo del descenso y posteriormente convertir al Pincha en protagonista del fútbol local durante los siguientes años. Más tarde pasó al fútbol colombiano, donde dirigió a Deportivo Cali, alcanzado la final de la Copa Libertadores de 1978 donde caería ante el Boca del Toto Lorenzo. También tendría pasos por San Lorenzo y la Selección de Colombia antes de volver a Estudiantes, donde se consagraría campeón del Metropolitano de 1982 tras vencer a Talleres de Córdoba.
En esos años se forjó una gran rivalidad entre el Pincha e Independiente, un duelo de estilos donde los de Avellaneda representaban el paladar negro y fútbol ofensivo, y el de los platenses eran etiquetado como más defensivo. Con esa grieta de por medio, parecía difícil que Bilardo llegara a la Selección estando Julio Grondona, confeso hincha del Rojo y quien estaba dando sus primeros pasos al frente de la AFA, pero los candidatos que competían con el Narigón, como Carlos Timoteo Griguol o el Zurdo López, quedaron por distintas razones en el camino y Bilardo se fue abriendo paso como principal candidato.
Cuentan que entre las razones que convencieron a Grondona, figuraban su capacidad de dialogo con la dirigencia (algo que con Menotti no se había dado del todo bien), su capacidad de trabajo, inagotable y full time, como requería ser DT de la Selección, y el gran conocimiento que mostró no sólo de los jugadores en el ámbito local, sino también en el internacional: sabía cómo jugaban Brasil, Alemania, Italia, y también Camerún, Marruecos, Corea del Sur…
El camino fue duro al principio, sobre todo en las siempre complicadas Eliminatorias. Argentina venía de clasificarse a los dos últimos Mundiales sin jugarlas: en 1978 por ser el país anfitrión, y en 1982 por ser campeón. El camino fue muy duro para la albiceleste, teniendo que sufrir hasta el final ante Perú para sacar el boleto a México.
Lo cierto es que pese a la clasificación, las críticas a la Selección, a Maradona, y Bilardo, eran constantes. Se hablaba que hasta desde el mismo Gobierno nacional se presionaba para que Bilardo dejara de ser el entrenador de la Selección. Afortunadamente el Narigón resistió y en el Mundial fue otra historia. Con un equipo sólido, compacto, con una idea clara de juego, y con un Diego extraordinario, llegó la segunda Copa del Mundo, tras derrotar a Alemania 3 a 2 en una final increíble.
Dicen que Bilardo, obsesivo como era, se fue amargado del Azteca de México tras la conquista del título porque los germanos convirtieron dos goles de pelota parada. Y para él, que con sus videos y sus charlas repasó una y mil veces ese escenario, una cosa así no podía perdonarse.
El Mundial de 1990 dejó un subcampeonato. Recordado por las lesiones, por un equipo diezmado desde lo físico, un Maradona con un tobillo en la miseria, pero por la entrega de sus jugadores. Pese a todo, se dejó en el camino a Brasil y a Italia, el local y favorito, y se perdió la final con Alemania. Ese tropiezo le puso fin a siete años al mando de la Selección Argentina.
Posteriormente pasaría por los banquillos del Sevilla de España, Boca Juniors, las exóticas selecciones de Guatemala y Libia, además de un último ciclo en su querido Estudiantes de La Plata. Más tarde, Bilardo fue director de Selecciones Nacionales, llevando a Maradona como DT de la Selección en Sudáfrica 2010 y a Alejandro Sabella, del riñón de su querido Estudiantes, en Brasil 2014.