No se trata de hacer leña del árbol caído. Especialmente cuando desde estas páginas se venía advirtiendo la situación. Tampoco de empañar lo que podría ser un futuro cargo político, por “los servicios prestados” y por haber juntado votos en la reciente elección.
Pero hay intendentes que salieron duramente derrotados el domingo del 7M y siguen sin leer la decisión soberana de su pueblo. Los vecinos y organizaciones de la sociedad están yendo a entrevistarse con los electos, para pedirles una agenda común de trabajo. ¡Pero faltan todavía siete largos meses para el recambio institucional!
La búsqueda de interlocutores de la gente es por el modelo cerrado, alejado, soberbio que muchos jefes comunales que todavía están en funciones, sostienen a pesar del castigo popular.
El caso de Eldorado, donde el intendente Fabio Martínez no llamó ni una sola vez a los productores autoconvocados a su despacho, puede servir del mal ejemplo. Los generadores de la economía agropecuaria no consiguen que les arreglen los caminos, que se los mantengan para sacar la producción, llevar a sus hijos a la escuela o que pueda entrar una ambulancia si alguien se accidenta o enferma.
Los obreros rurales, que mayormente se mueven en moto o bicicleta, terminan teniendo que caminar por el estado de la traza terrada.
Probablemente Martínez, como otros alcaldes, se sigan preguntando por qué los rechazaron en las urnas. La respuesta podría surgir de hablar con los diferentes sectores de la comunidad. Lo cual no es importante solo porque siguen gobernando, sino para futuros intentos de resultar electos por el voto de los misioneros.