Todo en esta vida es relativo, la realidad depende de quién la observa y cómo lo hace.
Que lo que puede resultar un drama para una persona para otra es algo normal, que si observas la vida a través de tu mente será una carga, pero que si lo haces con tu corazón será una continua celebración del amor.
Pero todo esto debemos llevarlo a la práctica y no hay mejor manera de hacerlo que relativizando, quitándole peso a todo lo que ocurre. ¿Por qué debemos restarle importancia? Sencillamente porque todo es pasajero, independiente de que sea algo valorado por nuestra mente como malo o bueno.
También porque todo se encuentra en continuo movimiento y si nos está pasando es porque es perfecto para nosotros y podemos con ello.
Nota cómo lo que ahora ves como un problema luego lo recordarás con cierto humor. Siente cómo algo más que debes aprender. Comprende que cada evento te está ofreciendo la oportunidad de crecer, de ser más sabio y en consecuencia, más feliz.
Si asimilas esta sabiduría te costará muy poco relativizar todo lo que te ocurra a ti y lo que suceda a tu alrededor. Si confías en un Dios que sabe lo que hace y no comete errores podrás incluso disfrutar de ello.
Relativiza para poder seguir avanzando, madura y comprende que todo está como tiene que estar.
¡Acéptalo!
Todo en esta vida tiene una solución si te encuentras conectado a tu campo creativo y vasto de conciencia. Solo debes buscar allí cuál es la mejor forma de resolverlo y la respuesta aparecerá.
Felicidades para tu vida.