Afirmaciones cruzadas durante la segunda jornada de juicio a Alisandro Cruz, “Totito”, el joven ladrillero acusado de asesinar a su empleador durante una supuesta discusión y pelea de reclamos por dinero adeudado.
Dos hermanos y vecinos de Ramón Fretes y una hermana de la víctima fatal del crimen registrado el 20 de agosto de 2020 en el barrio El Porvenir II (zona sur de Posadas), declararon ayer ante los camaristas César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez, titulares del Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial.
Víctor Javier “Malacate” Escobar (38) y Luis Alberto Galeano (43) fueron los primeros testigos ayer en el debate por “homicidio simple”. Escobar se describió como “olero desde los 14 años” y relató que durante la noche del crimen fue quien alertó al 911 sobre una pelea que acabó con Fretes agonizando en su olería y también señaló quien fue el restante protagonista de la contienda: “Totito Cruz”.
Pero remarcó describió a Fretes “como una persona que tomaba y se descontrolaba y si le reclamaban dinero por trabajo que no pagó, se ponía violento para no responder. Mi hermano (Luis Galeano) me dijo esa misma noche que vio a Fretes con un palo y una piedra atacar a Cruz”.
Relató además que “Totito se entregó solo cuando fuimos con los policías hasta su casa. También les dijo que yo no estuve en la pelea. Yo vivo cerca y escuché los gritos esa noche”.
Apuntó directo a la víctima fatal: “Si fue una discusión por plata, seguro la violencia comenzó por el lado de Fretes porque si se empedaba se enojaba y se ponía a pelear, se ataba un cuchillo en el brazo (derecho) manco y era hábil y traicionero para eso. Ya una vez a uno le dio un hachazo”, graficó sin precisar a quién, cuándo y dónde. “Fretes tomaba todo el día. Si tenía plata arrancaba a la mañana a tomar caña o vino”.
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Galeano también lo ubicó a Cruz como “olero desde chico en la zona del barrio El Porvenir II” y descalificó a Fretes como un “hombre que tomaba y se ponía violento”. Pero también dio su versión como testigo clave del crimen: “Esa noche estábamos quemando un horno de ladrillos con un primo. El laburo era para Fretes y escuchamos y vimos la discusión y pelea del manquito con Cruz”.
“Lo vi a Fretes con algo en la mano. Estaba oscuro esa noche y hacía muchísimo frío. Ellos se gritaban (…) Cuando lo vimos herido y tirado a Fretes me fui rápido a buscar a mi hermano (“Malacate” Escobar) para que llame a la policía”.
Insistió en encuadrar a la víctima como un hombre peligroso aunque tuviera una discapacidad: “Cuando estaba tomando se ponía un machete o un cuchillo en la cintura y andaba pesado y no quería pagar, molestaba a los demás, se enojaba y gritaba. Pero si estaba sano (sobrio) era buena persona y pagaba lo que correspondía”.
“Haga justicia”
María Obregón (54), antes de ingresar a declarar pidió que el acusado no estuviera en la sala de debates, no lo quería ver. El defensor oficial Miguel Varela aceptó la solicitud y la hermana de Fretes dio su versión de la muerte a instancia del fiscal Vladimir Glinka.
Fue tajante: “Mi hermano, ‘Tío Chulo’, vivía solo en ese barrio, trabajaba solo también y muchas veces le robaron las cosas que él se compraba. Los animales, herramientas, cualquier cosa le sacaban. Los mismos que declararon, también Cruz, ya le habían robado antes que lo matara. Dijeron que era malo y a él lo molestaban y tenía carácter fuerte para defenderse de las provocaciones. No le terminaban los trabajos y se enojaba porque le pedían dinero. Esa noche había varias personas en la olería y nadie lo defendió ni paró la pelea”.
“El horno que estaban quemando ese día eran ladrillos para mi hermano, él había cobrado la pensión por invalidez y compró todo para trabajar. Con los ladrillos que quedaron pagamos su velorio y sepultura”.
Obregón cerró su declaración mirándolo al presidente del Tribunal, César Yaya y soltó: “Que a un discapacitado le hagan lo que le hicieron a mi hermano es alevosía. Quiero que usted haga justicia y si no lo hace, sé muy bien que hay un Dios que lo hará”.