A cuatro años y seis meses del crimen del enfermero Raúl Roberto Aquino, el acusado firmó una condena de 12 años de prisión efectiva como autor penalmente responsable de “homicidio simple”.
Carlos Tomás Prokopio, de 26 años, aceptó ayer en audiencia de visu y asesorado por su defensor particular, el acuerdo de suspensión por juicio abreviado y reconoció su culpa por el crimen registrado entre la noche del 23 y madrugada del 24 de noviembre de 2018 en el barrio Patotí, en un pequeño departamento de calle Chile a pocas cuadras del Anfiteatro Griego y el club Itapúa, de esta capital.
El inicio del juicio oral estaba agendado para el martes 6 de junio próximo ante el Tribunal Penal 2 y los camaristas respectivos: Gregorio Augusto Busse, Carlos Jorge Giménez y César Antonio Yaya.
Con el acuerdo firmado y ofrecido ayer por el fiscal Vladimir Glinka, para que la condena comience su etapa de ejecución penal restará que su homologación, la que surgirá durante los próximos días de la audiencia pertinente del encartado con los jueces mencionados.
El expediente fue elevado a juicio por la fiscal de Instrucción 3, Adriana Herbociani, y el juez Fernando Luis Verón.
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El caso sacudió la atención pública el sábado 24 de noviembre de 2018, cuando en la chacra 43 fue descubierto el cuerpo sin vida de un hombre que fue desfigurado a golpes y ahogado con una media. Incluso en la escena del crimen hubo un intento de incendio.
Raúl Roberto Aquino era un enfermero con un cuarto de siglo de servicios en la Municipalidad de Posadas y su cadáver fue masacrado en el baño de uno de los departamentos del inquilinato.
El agresor escapó con el teléfono celular de la víctima, su billetera y el Toyota Etios azul que apareció horas más tarde abandonado y cerrado en el barrio San Isidro, a pocos metros de la avenida Alicia Moreau de Justo, exruta provincial 213.
Efectivos de la Dirección de Homicidios y comisaría Decimosexta trabajaron en conjunto con el juez Verón. Los investigadores recogieron testimonios de gritos que surgieron del lugar del crimen minutos antes de que se desatara el incendio.
El deceso se produjo por “asfixia por sofocación por obstrucción de las vías aéreas superiores”, producida por la media en la garganta. Se registraron en la autopsia múltiples traumatismos y quemaduras.
Aquino tenía 57 años. Había cursado sus estudios en la Comercio 1 de Posadas, tras lo cual se recibió de enfermero en la Escuela de la UNaM. Contaba con el aprecio de sus compañeros del Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (IMeFIR) que funciona en el barrio Yacyretá, al lado de la comisaría Sexta y dependiente de la Municipalidad. También fue delegado gremial del Sindicato de Obreros y Empleados de la Municipalidad de Posadas (Soemp), representando a los enfermeros.
Aquino administraba el inquilinato de calle Chile donde fue hallado sin vida. Sin embargo, no vivía en el departamento donde todo sucedió, sino en otro ubicado en el mismo predio. El escenario del crimen lo reacondicionaba para ponerlo en alquiler nuevamente.
Para determinar la sospecha sobre Prokopio, también fue determinante la labor de seguimiento digital de la Dirección Homicidios y la SAIC del Superior Tribunal de Justicia.
El 22 de enero de 2019, se produjo un allanamiento a la vivienda del joven. En un placard encontraron zapatillas con manchas de sangre, como así también un teléfono que pertenecía a la víctima.
Los rastros de sangre hallados en la zapatilla del acusado correspondían a Aquino. Además, los restos de ADN que recogieron del Toyota correspondían a Prokopio.